Hermanos para siempre

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Joseph se enteró de que el pequeño estaba con ellos y mandó a uno de sus asistentes a prepararles un almuerzo especial en su propia casa. El Asistente hizo todo tal cual ante los preocupados hermanos.

—¡Rayos nos llevan a su casa! —dijo uno de ellos—. Algo deben estar tramando.

—¡Oh!, yo vi una película parecida, y al final resulta que el protagonista... 

—¡Chist! —¡cállate tonto! —Le dijeron al pobre de Bénjamin. Se encontraron con Simone, prepararon los regalos, y esperaron a Joseph al mediodía.

Joseph entró en su casa y les preguntó cómo estaban ellos y su padre, luego se dio cuenta de que allí estaba el pequeño y que era bastante parecido a él. 

—¿Este es el chico? 

—Les digo que la película es igual, el protagonista... 

—¡Chist! —le indicaron al pequeño. Sus hermanos asintieron con la cabeza viéndose unos a otros sin decir nada. 

—Es muy tierno, Dios te guarde —le dijo Joseph. Aunque nadie se diera cuenta Joseph estaba gritando por dentro. La sensación de tristeza era cortante, era cuestión de tiempo para que le diera la crisis. Luego sirvieron la comida; Joseph comió de un lado de la mesa y sus hermanos del otro (a los cocodrilos hay que mantenerlos a raya) pero después de todo no eran tan cocodrilos, de hecho hasta se la estaban llevando bien entre todos.

Más tarde Joseph le ordenó al asistente que en las cajas donde estaba la comida les colocara el dinero de vuelta, pero, que al menor le añadiera algo más. 

—¡Rápido, colócale al más pequeño mi copa de plata! 

—¿Pero por qué quiere que haga eso?! —¡ese fue un regalo de Inglaterra! 

—¡Solo hazlo, yo sé lo que hago! 

Si, se armó un escándalo total. Los hermanos volvieron a parar en aquella enorme casa a causa de que Joseph "se dio cuenta" de que habían robado una de sus posesiones más valiosas, y les armó un alboroto, total que todo era un desastre; Justin trataba de que el chico no saliera perjudicado, le insistía una y otra vez que se le retiráran los cargos al menor y que se los pusieran a él. Joseph por su parte no soportó más, llegó a su punto de quiebre.

—¡Retírense todos ahora! —ordenó—. Los empleados de la casa salieron inmediatamente mientras los hermanos solo discutían. Luego tomó aire y decidió que ya era tiempo.

—No los había escuchado discutir tanto desde la vez que quisieron librarse de mi —dijo él bastante desolado. En ese momento la discusión se detuvo de golpe y se convirtió en un gran 

—¿Qué? ¿disculpe usted? 

—Admítanlo —siguió Joseph—. No pueden permanecer mucho tiempo sin discutir. 

Joseph se consternaba cada vez más, pero los hermanos nada que entendían, hasta que comenzó a relatarles entre lágrimas aquellas vivencias que tuvieron juntos en Tennessee.

—Recuerdo que cuando cuidábamos las ovejas en Tennessee, ustedes trataban de que yo me perdiera constantemente, y cuando papá preguntaba peleaban echándose la culpa entre sí.

 Fue allí que aquellos se dieron cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, extrañamente fue como si despertasen. Estaban totalmente conmocionados ante aquella revelación, simplemente no podían creerlo.

—No es posible —dijo Robie. 

—Debemos estar soñando —mencionó Diana—. Pero si nuestro hermano esta muerto. 

Entonces una tenue y sofocada voz emitió unas extraordinarias palabras 

—No, no lo está, no lo estoy —pronunció Joseph. Ni se diga cómo se pusieron sus hermanos, como tempano de hielo, y el pobre de Joseph, todo lo que les dijo fue con un nudo en la garganta—. Yo soy el mismo que enviaron a Nueva York hace muchos años, aquel chico rubio y de ojos cafés que ninguno de ustedes quería. 

 Finalmente la interpretación de aquellos sueños que tuvo a los diecisiete años se cumplió, puesto que sus hermanos no hallaban la manera de pedirle perdón, literalmente cayeron de rodillas. 

—No hagan eso, dejen el pasado en el pasado, en realidad fue Dios quien me dejó delante de ustedes para cumplir su propósito de manera extraordinaria. 

El silencio permaneció hasta que Joseph abrazó a todos sus hermanos, rápidamente les dijo que fueran en busca de sus padre. 

—¡Eso sí, no peleen en el camino!

El jefe se enteró de lo ocurrido (de hecho todo el mundo) y le brindó cobertura a Joseph y a su familia. Quizás, la parte más especial es cuando Joseph y su padre se reencontraron, el padre estaba tan feliz que tenía la certeza de que ya podía morir en paz. Tiempo después, algunos de sus hermanos obtuvieron acciones en la empresa, mientras que los otros se distribuyeron entre las cientos de oficinas que había, pero aun así consideraron grave todo lo que le hicieron al que alguna vez fue su hermanito. Especialmente un dia que Justin y Joseph se encontraron trabajando en el mismo piso.

—No puedo creerlo —dijo Justin, el cual estaba con una actitud bastante cautelosa—. Te metimos en un foso, planeamos echarte a los cocodrilos... 

—Los cuales no viven en Tennessee —dijo Simone pasando de largo, a lo que Justin y Joseph sonrieron nuevamente.

 —El punto es que te entregamos a unos maleantes, te mandamos a Nueva York totalmente solo, no quisimos escucharte y... 

—Si —interrumpió Joseph—. La verdad me hicieron pasarla bastante mal, pero ya no tengo ningún tipo de rencor hacia ustedes, todo está perdonado. La pasé mal en un principio, pero aqui estoy. 

Justin emitió una sonrisa de alivio. 

—¿Y qué vas a hacer ahora señor Don príncipe de Egipto? 

—No soy el señor Don príncipe de Egipto ni de Nueva York —respondió Joseph 

—Lo sé, solamente eres un gran líder y mi hermano —dijo finalmente. Entonces ambos se posaron sobre el barandal de la escalera y contemplaron a sus demás hermanos trabajando en la empresa en la que esta maravillosa historia había comenzado.

Así fue como se cumplió el propósito divino. En medio de una situación difícil en la que había que saber perdonar, aceptar, y agradecer, Joseph se convirtió en un ejemplo de como Dios puede transformar una situación desagradable y con muchas aflicciones en el comienzo, en algo nuevo que nos ayude a madurar y a entender mejor las cosas. Sin importar lo duro que sea aquello que estemos afrontando, debemos recordar que todo en la vida es un viaje, y que en el transcurso del camino el Señor será quien nos lleve a tierras lejanas, tierras que nunca imaginamos. Él es el único que puede transformarnos... en algo más, que un soñador.






Más que un soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora