Un fantasma en un tarro

Prefacio

(Música instrumental en multimedia: One strange world de Antonio)

Hay muchas obras de ficción y muchas obras basadas en la realidad; en cambio, hay unas que están atrapadas entre ambas categorías, ya que no hay información en las carpetas que pueda decirte en cuál de ellas ponerlas. Esta historia es la de un fantasma, y está atrapada de esa manera. Pero además, el fantasma como tal está atrapado también, y se siente condenado porque no pueden verlo.

Puede empezar con una fotografía.

Supongamos que una pareja va a casarse, y están buscando una casa donde pasar la vida entera unidos. Entonces, ven la foto de la fachada de aquella casa que consideran será la perfecta. Lo que no saben, es que dentro de esa casa está el tarro olvidado, junto a la chimenea. En ese tarro, está atrapado el diminuto fantasma de la historia, indefenso e inocente.

¿Qué es lo que sucede?

Cuando compran la casa, la pareja, ya unida por un lazo más significativo que cualquier lazo físico y palpable, dan los primeros pasos al interior de su nuevo hogar. Y no pasará nada. Al menos no algo de lo que ellos sean conscientes, puesto que este es un fantasma de los que no asustan, no porque no quiera, sino porque es del tipo que nadie puede ver, porque efectivamente es invisible.

Pero ¿qué persona en su sano juicio quiere leer una historia en la que no pasa nada? Bueno, pues este fantasma que por años ha sido ignorado, y ha experimentado la nada en sí, te diría que sí con tal de hacer que uno de los derivados de su condena, el aburrimiento, cese.

La pareja enamorada hace el amor, y ya sea planeado o no, un fruto es la consecuencia de tal acto pasional.

¿Será que las reglas que oprimen al fantasma podrán ser diferentes para alguien tan inocente como él?

Un niño. Y los niños, te guste o no, no son aburridos.

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