(Música intrumental en multimedia: Electric Daisy Violin- Lindsey Stirling. ¡Escúchala! <3)
Inmediatamente sintiendo la tapa desenroscarse, el fantasma sintió el espacio expandiéndose, el aire hacerse menos pesado y sus cielos engrandecerse.
Con miedo a salir, se aferró a las orillas del tarro y soltó su mano izquierda vacilando, igualmente después con la derecha, tomándose más tiempo... temblando como temblaría un humano al verlo si fuera un fantasma aterrador, irónicamente.
Ya suelto, tuvo que parpadear repetidamente, y tallarse los ojos, permitiendo esa sensación de libertad abrazarlo, para que se lo creyera. Tanto tiempo estando encerrado, provocaba que se sintiera siempre así, y tenía que girar los brazos a su alrededor para asegurarse de que no estaban las paredes invisibles a las que se había acostumbrado.
Fue Rogelio quien con un asentimiento discreto lo animó y lo apremió a ir a su cuarto.
Poder ir por su cuenta de un lugar a otro fue algo nuevo, pero fue un alivio que el niño no tardara en alcanzarlo, porque era abrumador el tener que... acostumbrarse, a la libertad.
—Tuve que decir que tenía sueño... Ahm, ahora por eso tendré que dormir. Tengo que ver qué hacer contigo... P-por ahora, no te separes de mí. No sé si llevarte conmigo a la escuela, pero mañana es sábado, así que no pensemos en eso por ahora. T-tú... tenemos que ver donde dormirás tú.
—Simple: me acostaré a tu lado. Yo no duermo. Hasta es posible que quepa en tu mano.
Dicho y hecho, Rogelio se acostó y cuando el fantasma quiso probar usar su mano de almohada... el niño la alejó.
—Estás helado... Pero claro, me imaginaba que fueras frío. No me toques, mejor.
El fantasma se encogió de hombros. No notó lo que cualquier persona madura habría notado en las secas palabras del niño. Cualquier otra persona hubiera notado que el decir "no me toques" sonaba frío, o grosero. Pero un niño dice las cosas como las piensa, así que como Roy era un infante, y el fantasma prácticamente también, eso no supuso reacción fuera del encogimiento de hombros. La helada criatura carente de vida se recostó en las cobijas y cerró sus ojos sin párpados, si es que es posible. Al menos por la oscuridad pudo satisfacerse, porque parecía que los tuviera cerrados.
Al día siguiente, el niño se quejó porque el fantasma lo hubiera despertado, ya que en sábado siempre dormía hasta tarde. Pero como su nuevo amigo al atisbarse la luz del día ya no podía aparentar que dormía y no quería quedarse sólo despierto, despertó al niño.
Para la madre de Rogelio fue un alivio, porque tenía que ir al supermercado, pero no podía dejar a su hijo sólo y su esposo trabajaba los sábados, así que tenía que llevar a Roy consigo. Por eso, que estuviera despierto era perfecto, pues el niño dormía como roca y habría sido una odisea despertarlo. Al parecer no para el fantasma. Este se escondió tras del niño, cuando al momento justo tras despertarlo a disgusto del niño, la madre se asomó, sonriendo al verlo estirándose y espabilándose.
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Un fantasma en un tarro
Paranormal[Destacada de Paranormal en 2017.] En donde a un lado de la chimenea se encuentra un tarro, sobre una mesa olvidada donde sólo se ponía el florero lleno de flores marchitas por el descuido. Dentro del tarro, un fantasma atrapado se sentía olvidado. ...