Capítulo 4: ¿Me estoy volviendo loco?

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Mi vista se aclara y el intenso dolor de cabeza empieza a remitir. Comienzo a ver un extraño paisaje. Nunca había estado aquí, no lo recuerdo al menos, pero me siento familiarizado con él. Es como si perteneciese a este sitio. Pero a pesar de esa seguridad de hogar que me transmite, no puedo evitar sentir un intenso terror. Y no porque de repente me encuentre en un lugar desconocido, no.

Estoy en mitad de lo que pudo haber sido un precioso pueblo hace tiempo atrás, parece que esta es la plaza central. Pero ahora es horrible. Todo está abandonado, lleno de suciedad, y me parece ver alguna que otra mancha de sangre. Algunas casas sufrieron un incendio recientemente, ya que están completamente calcinadas; y otra están casi o totalmente derruidas. Solo se salvan una decena de casas y siguen dando un aspecto siniestro, como si hubiesen sido abandonadas mucho tiempo atrás. Un pueblo fantasma.

Me pregunto qué habrá pasado.

Unos pasos rompen el silencio sepulcral que cubría toda la aldea. Me giro rápidamente al origen del ruido y encuentro a una pequeña niña de unos diez años. Viste un camisón rosa, roto y lleno de suciedad, parece que es de la poca ropa que le queda. Lleva entre sus brazos un osito de peluche ya algo destrozado, se puede llegar a observar algo de espuma blanca que sale de los cortes que tiene en algunas zonas. Típico de una película de terror.

En cambio, la niña no parece de una película, es muy real. Lleva el cabello castaño oscuro atado en dos trenzas que caen sobre sus hombros. A pesar de que aparenta tener unos ocho años, sus ojos grises no reflejan una mirada con la inocencia característica de una persona de su edad. ¿Qué está haciendo en este pueblo abandonado? ¿Acaso ella también lo está?

- Debes irte de aquí. –me dice.

- ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás sola en un lugar como éste?

- Debes marcharte. A mí no me harán nada, pero tú debes huir. –La niña me está asustando, y mucho. ¿Dónde carajo estoy? Pero sobre todo... ¿de quién está hablando?

- ¿De quién debo huir? ¿De qué hablas?

- De los Desesperados. –responde muy seria.

- ¿Los qué...?

No me da tiempo a escuchar la respuesta. Todo comienza a dar vueltas y la niña y el pueblo desaparecen.

- ¿Raúl? ¡RAÚL! ¡Despierta ya Raúl, por favor!

Los chillos de Elisa y un innecesario (al menos desde mi punto de vista) jarro de agua por parte de Daniel me sacan de ese extraño sueño.

- ¿Qué ha pasado...? – pregunto. Aunque realmente ya sé la respuesta.

- De pronto te levantaste como asustado y te desmayaste. Menudo susto nos has dado, Raúl.

Oh, es cierto... el hombre de la ventana. ¿Quién sería? Últimamente me ocurren cosas muy raras. ¿Tendría algo que ver ese hombre con mi desmayo y el sueño? No, eso es imposible. No se puede hacer que una persona se desmaye a distancia, y menos que tenga un sueño como el que he tenido, ¿no? Pero parecía tan real...

- ¿Hola? ¿Raúl estás bien? ¡Llamando a Raúl desde el planeta Tierra! -Daniel, tan graciosillo como siempre.

Los comentarios de Daniel me hacen salir de mis pensamientos.

- ¿Estás bien? – me pregunta Eli.

- Sí, sí, tranquila. No os preocupéis, estoy perfectamente. Habrá sido un bajón de azúcar. -Los dos pusieron cara de que no se lo habían tragado mucho, así que puse la cara más inocente que pude hasta que se dieron por vencidos y decidieron creerme. Aún así no se cortaron en seguir preguntando.

Los Elegidos #Gemma'sAdwars2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora