Día uno: Atardecer

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-Joven Amo... Joven Amo despierte. Parece que la lluvia se detuvo.

-Mmmm... Un rato más. - Contestó Ciel sin abrir los ojos.

-Joven Amo...Entonces no me deja opción.

Sebastian se acercó a Ciel para darle un pequeño beso en los labios y eso definitivamente hizo que el conde se despertara de inmediato.

-¡¿Qué haces?!- Preguntó Ciel sonrojado aún en los brazos de Sebastian.

-¡Parece que por fin despertó!- Aclamó el mayordomo muy sonriente.

-...No bromees así.

- ¿Y quién dice que lo hice por bromear?

La forma tan seria en la que Sebastian acababa de hablar hizo ver a Ciel que en serio no estaba bromeando y que lo había hecho porque quería. Probablemente lo de "hace tiempo que quería hacer esto" no significaba que ya estaba satisfecho.

-Escucha... tienes que aprender a controlar tus impulsos... -Dijo Ciel con seriedad un poco sonrojado. Debido a que era otra forma de decirle que le daba la autorización de hacerlo, pero no en todo momento.

-Eso ya lo sé, pero esta vez fue culpa del joven amo por estar con la guardia baja.

-¿Mi culpa?... Entonces parece que tendré que estar más alerta cuando esté contigo. Será un reto. - Dijo Ciel divertido.

-Eso es bueno ¿Verdad? Ya que al joven amo le gustan los juegos difíciles. - Contestó Sebastian sonriendo, siguiéndole el juego a su amo.

Para Ciel era un alivio que la tensión entre ellos por fin hubiera acabado, pero un nuevo problema se había abierto paso. Ahora que Sebastian lo había besado no estaba muy seguro de como actuar en su presencia. Decir que se ponía nervioso era poco, por más que quisiera evitar que su corazón se acelerara por cada pequeño gesto de parte de su mayor no podía hacerlo. Tampoco es como si supiera como debía proceder con él, después de todo ni siquiera se habían confesado o aclarado nada... ¿Eso significaba que seguirían siendo amo y mayordomo o algo iba a cambiar entre ellos? No estaba seguro de nada así que quería saber la opinión de él.

-Sebastian...- Dijo Ciel con una expresión un poco más seria.

Sebastian notó que su joven amo estaba a punto de decirle algo importante. Quiso prestarle la atención debida, pero el rostro del menor estaba levemente sonrojado. A Sebastian le pareció adorable y no pudo resistir acercar su rostro a él.

-¿Si?- Preguntó Sebastian con sus labios cerca de los de Ciel con intención de besarlo nuevamente.

-Yo...- Prosiguió Ciel un poco nervioso sin saber si corresponderle o apartarse.

Las acciones de Sebastian aún eran algo nuevo para Ciel. Se sentía torpe al no saber como reaccionar y una parte de él le decía que debía alejarse, que debía ser él quien pusiera los límites... Pero esa mirada, esa mirada enternecedora que le estaba obsequiando le hacía casi imposible el querer negarse. Él también deseaba probar esos labios nuevamente así que decidió dejarse llevar. Mientras nadie los viera y Sebastian no se excediera no había problema para él.

Lentamente Sebastian se iba acercando a Ciel hasta el punto de rozar sus labios, pero... fue entonces cuando apareció alguien inesperado o tal vez no tan inesperado.

-¡Cieeel!

-¡¿Lizzy?!- Dijo Ciel exaltado mientras escapaba de los brazos de Sebastian.

"¿Qué estaba haciendo...? Me deje llevar como un tonto. No puedo permitir que él haga lo que quiera."- Pensaba Ciel al recordar lo fácil que había caído ante Sebastian incluso después de haberle dicho que controlara sus impulsos. Una completa ironía cuando ni siquiera podía controlarse él mismo.

Do you love me...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora