Tu mundo no es real.

Capitulo IV

Allice:
Estaba en mi cama estudiando álgebra, mañana tendría el examen final.
Mi celular empezó a vibrar, agarre el celular y note que era mi madre.
-¿Hola?.- dije frunciendo el ceño.
-Hola hija, ¿como estas?.- me pregunto sonando exhausta.
-Bien madre... Te escucho un poco rara, ¿te pasa algo?.- le pregunte cerrando el libro de álgebra.
-Me paso algo muy raro ayer.- me dijo notándose extraña.
-¿Que fue lo que paso?.- le pregunte abriendo lentamente un poco mas mis ojos.- me preocupas.- dije.
-Se trató de algún sueño, alguien me preguntaba cosas de tu padre, no recuerdo bien que paso, simplemente fue algo muy extraño.- me contesto.
-¿Puedes describirme al señor?.- le pregunte frunciendo el ceño.
-Era alto, cabello oscuro y... Ya no recuerdo mas.- me dijo esperando alguna respuesta mía.

-¿Tenia lentes?.- le pregunte recogiéndome el cabello y caminando de un lugar a otro para al menos recordar algo.

-Hija... Pero tu me habías dicho que no recordabas nada de tus sueños.- me dijo con curiosidad.- ¿algo me escondes?.- me dijo sin dejarme hablar mas.

-Tengo  que irme.- le dije.

-¡Espera!

Colgué.

Me cubrí la cara con mis manos tratando de tranquilizarme, pero era imposible, antes de que muriera mi padre me entrego una carta que decía:

"Querida Allice:

Tal vez no lo entenderás ahora, pero necesito que guardes un gran secreto. Tu y yo estamos conectados a que la gente mala del mundo, nos ataque, especialmente en los sueños. Trataran de meterse en tu subconsciente. ¿Qué es el subconsciente? Es algo que esta en nuestro cerebro, pero esa parte del cerebro esta escondida, el subconsciente se encarga de mantener toda la información de tu vida, el se presenta contigo siempre en los sueños. Nuestro problema aquí es que desde  pequeños nos inyectaron una sustancia para que las personas malas no extraigan información de nosotros. ¿Por que? por que somos especiales, si se enteran de nuestro gran secreto te matarían..."

Nadie debe enterarse de nuestro gran secreto Allice, nadie...- me dije a mi misma abrazando la carta dejando caer algunas lagrimas.

Alguien toco la puerta. Me limpie las lagrimas y abrí.

-¿Usted es Allice Heafy?.- me preguntó viendo atrás de mi para ver si no había nadie mas conmigo.

-Si, ¿se le ofrece algo?.- le pregunte frunciendo el ceño.

-Te buscan en dirección un señor, quiere hacerte algunas preguntas.

-Claro.- cerré la puerta y camine hacia el ascensor.

-Te acompaño.- me dijo sonriendo aquel chico de estatura mediana, con cabello güero y con una nariz un poco grande.

Llegamos a la dirección y note que era el señor que había estado en mi sueño, en mi mente retumbo la palabra "corre" y lo hice. Salí del campus lo mas rápido que pude, no importo nada mas. Empezaron a sonar balazos a unos metros de donde yo estaba, corrí lo mas rápido que pude. Vi a lo lejos un carro y me acerque a el.

-¡Gracias esta cerrado!

Quebré la ventana del vidrio y me metí lo mas rápido que pude, levante la mirada y vi que cada vez se acercaba mas a mi, y también vi que todas las luces de las recamaras del campus estaban prendidas.

-¡Concéntrate!.- me dije a mi misma.

Quebré la parte de abajo del volante y aparecieron unos cables, los jale hasta romperlos y encendió.

Me fui rápidamente de aquel lugar y me dirigí a casa de mi madre, lo más rápido que pude.

Salí del carro corriendo tocando la puerta de mi madre y ella salió

-¡Hija! ¿Qué haces aquí?.- me pregunto asombrada.

-Luego te explico, entra mama.- le conteste fijándome si no venia alguien más.

-¿Qué pasa? me pregunto preocupada.

-Vamos a la cocina.- le dije cogiéndola del brazo.

Nos sentamos y le di la carta que me había dado mi padre. Lo único que traje de la universidad.

Mi madre se tapo la boca y empezaron a caer lagrimas de sus hermosos ojos color cafés oscuros.

-¿Pero por que no me habías dicho esto? ¿Por que me lo escondiste durante tanto tiempo? ¿¡Porque?!.- me dijo llorando sin control.

Mama.- dije derramando algunas lagrimas de mi rostro.- tienes que escucharme.- le dije seriamente.

Ella solo asintió con la cabeza.

-La compañía Botch ya me encontró, necesito que sepas que te quiero demasiado, tienes que esconderte. Por tu bien ¿esta bien?.- le dije tomando sus manos.

-Me iré contigo.- me dijo con una mirada piadosa.

-Madre mía...- conteste llorando.- tanto quisiera, pero estarías en mucho peligro. Mi padre antes de morir me dijo que tenia que ir aquí.- le dije señalando una dirección.

-¿Ah Boston? ¡No dejare que te vayas!.- me dijo gimiendo de dolor.

-Tengo que ir, ahí me preparan para cualquier problema, estaré bien, te lo prometo.- la mire a los ojos con misericordia.

Se levanto y se fue.

-Ten.- me entrego una mochila.

La abrí y venían provisiones, armas y ropa. Fui con mi madre y le di un gran abrazo.

-Tengo que irme.- le dije dándole un beso en la frente.- espero volver. 

Me dirigí a la puerta y me subí al auto.

Avance a la carretera de la ciudad, ya que la casa de mi madre estaba muy retirada de la ciudad, y muy cerca de la carretera para salir de la ciudad. 

Las carreteras tenían muchas curvas, y llegaría a Boston en 7 horas.

-Mmm, tanto silencio ya me provoca ansiedad. Paré en la esquina de la carretera y cheque en la mochila si habría algún disco, o reproductor de Mp3

Después de algunos minutos...

-Claro que no hay.- me reí de mi misma con la gran fe que tenia.

Avancé y retome el camino.

A lo lejos vi una gasolinera y una tienda. Tenia algunos dolares para comprar un café y llenar el tanque de gas del carro, así que primero llenaría el tanque

Salí del auto y espere que se llenara el tanque.

-¡Disculpe por no llegar!.- me dijo un señor preocupado.

-No se preocupe, tome.- le conteste dándole una sonrisa.

Me estacione en frente de la tienda y me serví un capuchino de canela y fui a la caja.

-Son 5 dolares.- me dijo bostezando.

Se los di y salí de la tienda a ver el paisaje. Después de unos minutos me dirigí al carro.

Me termine el café y vi que varios carros se acercaron con la cajera, pude visualizar que le hacían varias preguntas, ya que escribían todo lo que ella les decida. La cajera me señalo y los hombres empezaron a salir.

-Rayos.- me dije a misma.- acelere y desaparecí de ahí.