Capitulo 4

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La gente seguía alejándose de mí ya que no podían romper los muros que yo levante para proteger mis sentimientos de la malas intenciones de las otras personas, aun cuando en lo profundo deseo ser amada y que vuelva aquella felicidad que perdí.

Pero un día sin previo aviso las peleas entre mis padres volvieron a surgir, no sé cómo fue que sucedió pero paso y desde mi cuarto podía escuchar sus gritos aun cuando ponía la música a todo volumen, eso me hacía caer cada vez más en depresión y volvía mi sonrisa una mentira cada vez más perfecta hasta que un día algo cambio, mejor dicho algo me empezó a cambiar de a poco.

Conocí a un chico nuevamente mayor que yo y a mis cortos 15 años ya no creía en nadie como para bajar esos muros que construí en seguridad propia, pero aun así ese chico me daba atención, cuando estaba triste me apoyaba, cuando lloraba se las ingeniaba para hacerme reír, trataba de acercarse a mi aun cuando yo lo alejaba constantemente y nunca le daba la atención que el a mí me regalaba, casi todo su tiempo era para mí y mi tiempo era para hacer miles de cosas aunque en realidad no hacía nada, solo de vez en cuando lo tomaba en cuenta.

Hablamos mucho tiempo a través de internet e intentamos juntarnos un par de veces las cuales no se pudo, hasta que un día lo logramos y al fin nos pudimos conocer en persona, fue un día de invierno donde el viento soplaba un poco helado, yo había salido de clases y me encontraba esperándolo en una plaza hasta que llego, era más alto que yo, tenía una linda sonrisa y unos ojos que mostraban aprecio aun sin decir nada, su voz no era ni profunda ni grave, solo normal.

Hablamos de muchas cosas sentados en una banca hasta que el me abrazo, fue ahí que sentí su calor, un calor que me hacía sentir protegida además de nerviosa, recosté mi cabeza en su pecho y el poso su cabeza sobre la mía para luego gentilmente acariciar mi rostro de una forma muy suave, era una sensación rara para mí pero no en mal sentido, me gustaba eso que el hacía, hasta que suavemente me beso, fue corto el momento por mi nerviosismo pero él me calmo con sus abrazos para volverlo a intentar dándome un beso lleno de cariño.

Fue un cariño que nunca experimente antes ni siquiera con la persona que dijo amarme, tanto así que sentí en mi interior que uno de aquellos muros que me protegían había caído, pero en ningún momento sentí miedo ya que pronto nos separamos y lo volví a levantar.

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