2- ¿será verdad?

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— no lo puedo creer — chillamos carina y yo al mismo tiempo

Nos paramos en el balcón de mi cuarto y ahí estaba christian, con un megáfono en la mano y una flor en la otra, llevaba esa sonrisa que tanto me gustaba.

— bueno, ya me voy — dije entre nerviosa y ansiosa

— no estés nerviosa, que estás hermosa camila, pásatela bien

— gracias

Baje las escaleras y al abrir la puerta se encontraba un Christian muy sonriente.

— hola, Camila

— ¿qué fue todo eso? — pregunte con una sonrisa avergonzada

— nada, solo quería venir a lo grande por ti

Me sonroje un poco.

— ¿ya nos vamos? — pregunte tratando de cambiar el tema, a lo cual él solo asintió

— ¿qué película quieres ver? — preguntó él entrando en la fila para comprar los boletos

— no sé, la que quieras

— ¿puede ser una de miedo?

– no, claro que no – pensé

— si, claro, esta bien, no hay ningún problema

— Dos boletos para la horca por favor

— yo voy comprando las palomitas — dije entrando en la fila

— dos palomitas medianas y dos refrescos grandes por favor — si hubiera venido sola, hubiera comprado unas palomitas grandes

– por eso no bajo de peso :(

La película ya se estaba acabando, la verdad no dio tanto miedo como pensaba, solo que no voy a dormir bien está noche.

— voy al baño — dije poniéndome de pié

— no, pero si ya se está acabando la película

— ya sé, pero vuelvo enseguida

— esta bien

Que suerte que me senté en el extremo de los asientos, porque con todas las personas que hay, no hubiera salido por los asientos con mi figura.

15 minutos más tarde.

— y... ¿dónde quieres cenar?

— no sé ¿dónde tú quieres cenar?

— yo elegí la película, elige tú dónde cenar

— umm, me parece justo — me imaginó que ahora debo estar sonriendo como una idiota — vamos a oil garden

— buena elección

En todo el camino íbamos hablando de cosas sin sentido hasta que él dijo:

— siempre me has gustado camila

Yo solo me sonroje y respondí.

— n-no te creo — tartamudee estúpidamente

— pues es la verdad, siempre me has gustado, pero no he tenido el valor suficiente como para decírtelo, desde el primer día que entraste a la escuela me pareciste única, diferente a las demás chicas, tan original, no eras como todas las plásticas qué hay en la escuela, tú no querías pretender ser alguien más — y ahí es donde se equivoca

— oh — fue lo único que dije a todo su discurso de amor, vi como volvió la vista al camino sin decir nada más, genial, acabo de cagar mi cita

Las Gordas También Tienen  Sentimientos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora