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97.

-¿Me acompañarás al hotel? Tengo que dejar el equipaje.

-Si, claro.

A pesar de que el corazón de Danielle bombeaba sangre como nunca, trataba de controlarse. Por otro lado, Rubén se convencía cada vez más de que Dan era muy adorable y no quería dejarla ir.

Danielle se puso el gorro que traía su camiseta, no podían reconocerla. Al entrar al hotel, Rubén pidió las llaves y juntos, subieron a la habitación.

Al abrir la puerta, los dos entraron. Rubén dejó sus cosas sobre la cama y cuando se dió vuelta para mirar a Danielle, el ambiente se volvió algo tenso.

Danielle miró hacia todos lados, nerviosa, y se sentó en el sofá. Rubén se sentó sobre la cama frente a ella. Se miraron directamente a los ojos por un tiempo y luego Danielle miró por la ventana.

-Creo que tenemos mucho de que hablar, Rubén.

Volvieron a mirarse a los ojos y Rubén sonrió. No obtuvo respuesta de él, en cambio, Rubén se acercó a ella, la tomó de las mejillas y la besó suavemente.

Y ahora Danielle necesitaba un buen golpe de electricidad, porque pensó que estaba muriendo.