Se vale soñar

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Espero que les guste, este fue uno de mis primeros cuentos y le tengo un gran apego sentimental ya que la escribí cuando la gente que una vez tanto me importó despreció mis sueños, y aunque quizá no sea tan buena en el estilo o que se yo cuantos fallos a mi me va a gustar por siempre, al final del día: Se vale soñar.



Se Vale Soñar Inc.

Enrique Malverso acababa de cumplir los 18 años, la edad que todos le habían pedido que no soñara y él jamás pudo dejar de soñar, espero despierto cada minuto del día anterior hasta que el reloj dio las doce, y Enrique se dio cuenta, que nada cambió en realidad.

Enrique era el típico muchacho para nada común, le gustaba escribir, ver la luna, cantar, leer, y escuchar música de la que él estaba convencido a nadie más podría llegar a gustar y quizás por eso tanto le gustaba. De todas las actividades que le gustaba hacer hubo una que en especial ocupaba todo su tiempo, toda su energía y toda su emoción durante los primero 17 años y 364 días de su vida, el amor. Enrique amaba el amor más de lo que amaba al amar, le encantaba el hecho de imaginarse feliz y haciendo feliz a alguien que fuera tan para él como él para ella, creía en el destino y honestamente creía eso que todas las personas felices les decían a las infelices para mantenerlas animadas: "cosas buenas llegan para los que esperan." Pero algo cambió esa noche, algo cambió en segundos, el momento en que cumplió 18, se hartó, lo supo no podía contenerlo más, salió corriendo de la casa, tomó el carro y empezó a manejar a una velocidad excesiva de lo que la ley y la sociedad le permiten a un joven pero le dejan alardear a alguien jubilado en su Mercedes deportivo.

Esquivaba velozmente cada obstáculo con una habilidad increíble a pesar del hecho de estar fuertemente sumido en el pensamiento de cada vez que había sido humillado gracias al amor y ahora que lo pensaba, gracias al destino y a la vida también, recordó aquella conversación que había tenido con su mama en la que le preguntó:

-mama, ¿porque cada vez que el amor acaba se pierde también la amistad?-

Ella lo vio fijo a los ojos y le contestó

-ay mijito, el amor tiene un talento para acabar con la amistad que ni siquiera el odio posee.-

Y ahí se encontraba él, tres años después, con 18 años dando se cuenta que no hubo aquel cambio mágico que a los jóvenes se nos hace creer que sucede al convertirnos en mayores de edad, pensaba que quizás el amor no lo merecía a él, que el alma y el romance estaban muertos, que nadie merecía ser feliz si él no era feliz, y él no era feliz.

"Se vale soñar" inc. Fue la corporación que el recién graduado de medicina con 24 años de edad y seis años de estar cansado de la vida, Enrique Malverso, decidió fundar debido a la falta de empleos abundante en un país tercermundista tan necesitado de gente trabajadora. Era una empresa simple, con un único propósito: vender sueños.

Enrique había soñado toda su vida, y varias veces le habían dicho que era lo único para lo que era bueno, así que a los 24 años sin empleo decidió fundar su empresa y dedicarse a la pasión que lo hacía feliz, soñar. 

El curioso nombre empezó el día en que recordó uno de sus más viejos y peores amores cuando le contó una loca de idea de vender sueños a la chica que él veía como ideal por los estragos que el amor le causa a los ojos, ella sonrió y rió. A la siguiente semana se sintió humillado por toda la escuela cuando todos se reían del mientras aquella chica iba de la mano de alguien curiosamente más feo y más tonto y Enrique no pudo hacer otra cosa si no pensar que quizás las mujeres los prefieren así. Años después le pareció el nombre perfecto para su compañía porque ese había sido uno de los puntos más bajos y humillantes de su irritantemente buena infancia y adolescencia entonces le pareció un nombre ideal para tal empresa.

Humo, vida e historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora