El extraño caso de Maximiliano Conte y su soledad perseguidora

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Maximiliano Alejandro Conte se bajó de su auto una tarde de febrero y había sido esa la primera vez que abandonaba su casa en 3 o 4 años, no recordaba o había olvidado la manera en que el tiempo pasa, pero solo se bajó y quiso regresar de inmediato, así que lo hizo.

Él era solitario desde que lo recordaba, misántropo quizás pero bien apreciaba la compañía de buenas personas aunque para este punto ya no tenía ninguna en su vida, quizás porque en verdad ya no existían.

Todo realmente empezó un jueves cuando quiso salir a la caminata que tanto le gustaba dar y notó que no había una sola alma en la calle. Decidió prolongar su paseo y le tardó dos semanas darse cuenta que ya no había una sola alma en el país y quizás en el mundo. ¿Era acaso que ya no estaban? ¿O era simplemente que el dejó de verlas? Nadie nunca supo en realidad.

Aquel primer día en el mundo sin nadie no pudo dejar de pensar en la frase de Bécquer que si mal no recordaba decía: "la soledad es algo hermoso, cuando se tiene con quien compartirla." Pero su vida se encontraba en un punto tan aburrido en este momento que pensó que la vida era algo extremadamente sobrevalorado. Todos le prometieron cuando niño que a pesar de que tan mal estaban las cosas siempre llegaba el punto en que mejoraban, los años de soledad le habían enseñado algo muy distinto.

Vivía en un apartamento con ventanas tan grandes que ni siquiera los poetas se hubieran atrevido a soñar, pero a él le gustaba sentarse por horas viendo a través de la ventana aquél mundo vacío, y más que eso le gustaba ver el espacio ya que creía que cualquier problema podía ser resuelto al tan solo ver el horizonte, pues nos recordaba que sin importar que tan mal fuera nuestra vida o que tan tristes estuviéramos al ver el infinito del universo comprendíamos que siempre existe un lugar a donde ir.

En uno de sus muy inusitados viajes pasó por una biblioteca y tomó cuantos libros cupieran en su carro y se los llevó a su apartamento. Tenía cada uno de los autores que valía la pena leer, y otros que vendieron su alma por vender libros. La lectura era lo único además del sueño que realmente lo distraían de aquella soledad entonces los leyó todos y cada uno de ellos, una vez se le acabaron regreso a la biblioteca y repitió el exacto mismo proceso, hasta que la biblioteca se quedó sin libros. Una vez se le acabaron los libros para leer decidió escribir su propios libros, aunque estos jamás los leyó, quizás por miedo de darse cuenta de lo tonta que era su manera de pensar, o quizás por miedo a descubrir la razón de su infinita soledad.

Un día encontró un amigo, se llamaba cigarro, lo acompañaba en su soledad pero una fría tarde de septiembre decidió dejarlo, quizás fue porque sospechaba que el cigarro intentaba asesinarlo.

Cada noche miraba por la ventana por horas y horas, luego escribía y a veces leía de nuevo algún libro que pensó que había olvidado leer aunque el fondo sabía que no es así, descubrió que la rutina tiene el mismo efecto en el alma y en el espíritu que el veneno tiene en el cuerpo y como ya no tenía nada que hacer decidió atentar contra el mismo y empezó a recordar.

¡Ha aquellos recuerdos de un pasado tan bendito! Tantas alegrías que había pasado en el pasado y ahora no tenía nada más que un aburrido y eterno presente. Le gustaba soñar pero si algo le había enseñado la vida es que los planes jamás suceden como nos gustaría si no por lo general suceden de toda la manera contraria. Así que se convenció que el futuro era igual de inútil que el pasado y más triste que el presente. Se frustró, era lo primero que sentía en meses que no fuera tristeza ni aburrimiento.

Un día trató de escribir poemas pero se dio cuenta que sin alguien a quien escribirle es mejor quedarse callado, entonces intentó escribirle a ella, a Andrea De la buenaventura, su primer amor, ella quien le había partido el corazón. No fue mucho el tiempo que tardó en darse cuenta lo estúpido que había sido y que el amor para alguien como él es tan solo, una vana ilusión, así que la volvió a condenar al olvido, esta vez para siempre.

A veces acababan temprano los días y a veces no duraban suficiente las noches, entonces Maximiliano Alejandro decidió, por pura distracción, imaginar el mundo de nuevo poblado, pero ahora solo con gente igual a él, no igual a él en lo físico si no con la misma alma. Al principio le pareció graciosa la idea pero mientras más pasaba en el mundo de los Maximiliano Alejandros, más se daba cuenta de lo aburrido que en realidad era un mundo de gente que jamás discute de nada entre sí. Fue solamente entonces cuando se dio cuenta que la gente diferente, fuera inculta, fueran desagradables, fueran incluso facinerosos, eran necesarios para hacer el mundo el lugar bello que es y que alguien que ve más allá de lo que alguna vez la vida planeo para que viera solo sufre en el mundo y a veces caen en soledad.

Esa noche alteró un poco su rutina solitaria de los últimos 10 años, a la noche antes de dormir le rezó a un Dios en el que no creía. No recordaba bien cómo hacerlo, así que simplemente rogó por que acabara aquella soledad y prometió que si eso sucedía y regresaba la gente al mundo él iba a dedicar su vida a las demás personas, y quien sabe quizás hasta estaría dispuesto a volver a poner su vida en juego por eso que en todos estos años se había auto convencido a si mismo de jamás querer, el amor.

A la mañana siguiente Maximiliano Alejandro se despertó más ilusión de la que en su vida lo había hecho y fue corriendo a ver a través de su infinita ventana. No había una sola alma. Pensó lo estúpido que había sido y rompió en llanto, empezó a lanzar todo en la habitación y quebró la ventana, parecía haberse olvidado que nada sucede realmente por casualidad. Finalmente su espíritu se quebró y cayó al piso empapado en lágrimas, decidió materializar la idea que por 10 años había esquivado y fue por la pistola para darse un tiro en la cabeza. A punto de disparar el gatillo cuando hubo un sonido en la puerta.

¿Era cierto? ¿Era su maldita imaginación? La puerta volvió a sonar esta vez de manera más fuerte y más definitiva, tiró la pistola tan lejos como pudo y corrió a una velocidad sobrehumana, sin si quiera ver por la ventanilla no pudo la más mínima duda cruzar su mente a la hora de abrirla, pego un jalón en la manilla que casi arranca la puerta y sus ojos no creyeron lo que su alma sabía, del otro lado de la puerta estaba Dios.

Guatemala 2015


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⏰ Última actualización: Dec 08, 2015 ⏰

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