Capítulo 22

26 1 2
                                    

Abel me sigue abrazando hasta que nota que ya estoy mejor.
Se separa de mi y se me queda mirando. Yo me limpio los ojos y le miro.
-Es todo tan dificil, lo siento si no te digo todo, pero es que me es difícil, por favor espera, poco a poco te iré diciendo, lo siento.-Miro hacia mis manos y se me escapa una lágrima traicionera. Siento como la mano de Abel hace que levante la cabeza y le mire.
-Escuchame, yo esperaré lo que haga falta, pero confía en mí, te lo pido. Yo no te voy a hacer daño.-Me quedo mirándolo y sin pensarlo me lanzo a abrazarlo. Tengo miedo, pero noto que me esta diciendo la verdad, pero siempre tengo esas dudas.
Mientras nos abrazamos escucho a mi madre que me está llamando. Llegó la hora, no quiero despedirme de ella.
Triste, me bajo del taburete en el que estoy sentada, y voy a la puerta donde esta mi madre y Carly.
Mientras camino hacia la puerta, pienso que me gustaría que Abel fuera conmigo, pero es que no quiero que se involucre con mi pasado, y no quiero perderlo a él también.
Cuando llegamos a la puerta, me quedo un rato pensativa, hasta que noto que Abel garraspea a mi lado haciendo que vuelva a la realidad.
Miro hacia el y lo noto nervioso.
-Esto, Lirry...que yo quería decirte una cosa...-Me quedo mirándolo y noto como Carly y mi madre se hacen las bobas y se van al coche.
Miro hacia la puerta donde segundos antes habían salido Carly y mi madre y vuelvo a mirar a Abel, que está desordenándose el pelo y está empezando a tirar de él.
-Abel, tranquilo, dime.-Le cojo las manos y se las quito del pelo para que no siga haciéndose daño.
Se me queda mirando unos segundo hasta que veo que va a hablar.
-A ver que...esto...yo...como se que esto es importante para ti y que se que vas a sufrir, me gustaría si podría ir contigo para que notes mi apoyo y para que no tengas que pasar todo el mal rato tu sola. Y la verdad, me gustaría compartir contigo cualquier dolor, felicidad, tristeza, lo que sea, con tal de que cuando estés conmigo, seas feliz. Y se que nos conocemos desde hace poco, pero por favor conóceme y concedeme el estar contigo. Bueno si tu quieres.-Me quedo unos segundos sin reaccionar, hasta que sin pensarlo me lanzo a abrazarlo, y cuando me doy cuenta lo estoy besando. Dios que vergüenza.
Cuando me voy a separar, Abel me pega más a su cuerpo y hace que el beso se profundice.
Me besa de una manera como queriendo demostrar un sentimiento que con palabras no puede expresar, pero yo demuestro que tengo miedo.
Seguimos besándonos y noto como me lame el labio inferior, como pidiéndome permiso para que abra la boca y pueda meter la lengua dentro de mi boca. Sin pensarlo abro la boca y Abel no lo piensa dos veces y me roza con su lengua la mía, esperando a que yo empiece. Y sin pensarlo, empezamos a tener una lucha de lenguas, mordiéndome el labio inferior haciendo que sin querer suelta un gemido.
Nos separamos por falta de aire, y Abel no espera a que coja suficiente porque vuelve a pegar su boca con la mía.
Mientras va besándome, va diciendo palabras.
-El paraiso-Beso-Eres-beso-preciosa-Y ahí ya no le dejo seguir hablando porque me agarro a su cuello para que se pegue más a mi.
Empiezo a notar que el ambiente está cambiando, y noto como Abel me coge de los muslos y me levanta del piso, como si fuera una pluma.
-Enrrollate en mis caderas para que no te caigas.-Sin pensarlo hago lo que me dice, mientras empeza a caminar hasta que noto la pared fría a mi espalda.
Seguimos besandonos como si no fuera un mañana, hasta que noto que algo esta rozando mis muslos.
Dios no puede ser lo que estoy pensando, Dios que vergüenza.
Como si Abel me estuviera leyendo la mente me habla.
-Se lo que estas pensando, lo siento, pero tranquila porque yo esperaré hasta que estés preparada y me quieras. -Y sigue besándome y sin poder evitarlo sonrío como una boba enamorada.
Cuando el ambiente ya esta al rojo vivo escucho que unos pasos se paran de golpe.
Paramos de repente y veo a Carly, roja como un tomate, mirando hacia otro lado.
-Lo siento...esto...Que vergüenza.-Y se le va la risa tonta.-Lo siento chicos, es que como estaban tardando, tu madre me mando a que fuera a ver que pasaba.-Y se me queda mirando, y se que no mira a Abel por la vergüenza.- Bueno yo mejor me voy, nos vemos afuera.- Y se marcha casi corriendo.
Miro hacia Abel y empiezo a reírme de una manera que hacia tiempo que no lo hacia.
-Me encanta tu risa, espero escucharla más.-Dejo de reírme y lo miro y le beso, pero esta vez suave, pausado, calmado, demostrando que sentimos cosas uno por el otro.
Con cuidado Abel me deja en el suelo y me tiende la mano.
-Será mejor que nos vallamos ya.-Le asiento y cogiéndole la mano, nos vamos a afrontar algo que se, que me costará superar.

Mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora