《 La familia Frost 》

Especial Cinco | Cuarto

-¡Anna! ¡No! ¡Mamá, Anna no me quiere que sea la princesa!- Gritó Elsa llamando a su madre.

-¡Mami, yo quiero ser la princesa!- Gritó, imitando a su hermana mayor.

-¡No, Anna! ¿Si tu eres la princesa quien sera el principe?

-Pues tu, yo quiero ser la princesa, Elsa.- Otra pelea por ser la princesa. Ambas siempre tenian esa pequeña discusión, después de todo, solo tienen 8 y 6 años. Anna hizo un puchero.

-Bien, vamos a preguntarle a mamá y a papá.- La albina ya se lo estaba tomando enserio

-¡Bien, vamos, papá me dara la razón a mi!- La más pequeña se levanto junto con Elsa y fueron directo a la sala, donde se encontraban en el sillón sus padres.

-¡Mamá, papá!- Los padres mostraron desconcierto al ver como las dos hablaron al mismo tiempo

-¿Eh? ¿Qué sucede niñas?- Dijo Jack, un tanto preocupado.

-¡Elsa no quiere dejarme ser la princesa!- Dijo Anna mientras apuntaba a su hermana mayor con disgusto.

-¡Anna! ¡Es mi turno!- Elsa respondió tambien enojada.

-¡Niñas, niñas, paren! Elsa, Anna, las dos pueden ser princesas.- La madre, Rapunzel, dijo. Quería que sus hijas jugaran tranquilas y sin peleas.

-¿Pero entonces quien será el príncipe? La princesa necesita un príncipe.- La albina dijo haciendo un puchero, necesitaban un príncipe.

-¿Príncipe?- Dijo Jack, y luego río con soberbia, cruzándose de brazos. Rapunzel ya estaba segura de lo que se venía y rió un poco, tapandose la cara con las manos.

-Anna, Elsa. ¡Yo soy el único príncipe, no voy a dejar que se las lleven! ¿No es así, Punzie?- Dijo divertido Jack, diciéndolo medio en broma, medio enserio. Aún eran pequeñas para tener príncipes, ¡El seria su príncipe hasta que tuvieran 90 años! Rapunzel rió y asintió

-¡Yo seré su único príncipe, y el tuyo también Punzie!- Rapunzel siguió riendo y Jack le guiñó un ojo. Las niñas estaban haciendo una pose pensativa.

-Mmm, no lo sé, ¿Tu que dices Annita?- Le preguntó sonriente Elsa, Anna la miró y no pudo aguantar mucho la risa.

-Pff... No lo sé... ¡Bueno si!- Anna levantó sus brazos y rió.

-¡Bien! ¡Vamos a jugar! - Dijo el padre, junto con la madre y esa noche, fue la más divertida de la infancia de las niñas. Ahora serían tres princesas y un príncipe que las cuidaría.