Don Croce - 1947

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El rey Humberto de Saboya era un hombre sencillo y amable, muy querido por el pueblo, y acababa de aceptar el plebiscito mediante el cual se iba a decidir si Italia seguiría siendo o no una monarquía constitucional. No deseaba seguir siendo rey en caso de que el pueblo no le quisiera. En eso se parecía a sus antecesores. Los reyes de la casa de Saboya siempre fueron gobernantes poco ambiciosos y las suyas habían sido monarquías democráticas, administradas por el Parlamento. Su falta de apego al poder había permitido que Mussolini y sus fascistas se adueñaran del país; sin embargo, fue el Rey quien tuvo el valor de destituir oficialmente a Mussolini de su cargo. Los expertos en política estaban seguros de que el plebiscito se resolvería en favor de la monarquía.

Se contaba con que la isla de Sicilia votaría mayoritariamente por el statu quo. En aquellos momentos, las dos fuerzas más poderosas de la isla eran Turi Giuliano, cuya banda dominaba la zona noroccidental de Sicilia, y Don Croce Malo que, con sus «amigos de los amigos», tenía en sus manos el resto de Sicilia. Giuliano no participó en las estrategias de ningún partido político. Don Croce y la Mafia trataron por todos los medios a su alcance de conseguir la reelección de los democristianos y la continuidad de la monarquía.

Sin embargo, para asombro de todo el mundo, Italia rechazó la monarquía y se convirtió en república, y entonces los comunistas y socialistas armaron tal alboroto, que ta Democracia Cristiana se tambaleó peligrosamente y estuvo a punto de caer. Como cabía la posibilidad de que en las siguientes elecciones se instaurara en Roma un gobierno socialista ateo, la Democracia Cristiana echó mano inmediatamente de todos sus recursos para tratar de impedirlo.

La mayor sorpresa la deparó Sicilia, donde resultaron elegidos muchos diputados socialistas y comunistas. En Sicilia, donde los sindicatos seguían considerándose obra del diablo, muchos industriales y terratenientes se negaban a mantener tratos con los sindicalistas. ¿Qué había pasado?

Don Croce estaba furioso. Su gente había hecho bien el trabajo. Había amenazado y asustado a todos los campesinos de las zonas rurales, pero estaba claro que las amenazas no habían surtido efecto. Los sacerdotes de la Iglesia católica predicaban contra los comunistas, y las monjas sólo entregaban sus lotes de espaguetis y aceite de oliva a quienes prometían votar a la Democracia Cristiana. La jerarquía católica de Sicilia estaba anonadada. Había distribuido millones de liras en alimentos, pero el astuto campesino siciliano se había tragado el pan benéfico, para después escupir a la Democracia Cristiana.

El ministro del Interior, Franco Trezza, también estaba enojado con sus paisanos sicilianos. Eran unos traidores, actuaban con astucia incluso cuando ello no les reportaba ningún beneficio y se enorgullecían de su honor personal aunque no tuvieran donde caerse muertos. Estaba muy desilusionado de ellos. ¿Cómo era posible que hubieran votado por los socialistas y los comunistas que acabarían destruyendo su estructura familiar y expulsarían a sus dioses cristianos de todas las impresionantes catedrales de Italia? Sólo había una persona capaz de responder a esa pregunta y resolver satisfactoriamente el tema de las inminentes elecciones que iba a decidir la futura vida política de Italia. Así pues, mandó llamar a Don Croce Malo.

Los campesinos de Sicilia que habían votado por los partidos de izquierda y en contra de su querido Rey se hubieran quedado asombrados ante la cólera de todos aquellos altos personajes. Se hubieran sorprendido de que naciones tan poderosas como los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña se preocuparan tanto por la posibilidad de que ellos se aliaran con Rusia. Muchos jamás habían oído hablar de Rusia.

Ante el regalo de unas elecciones democráticas por primera vez en veinte años, los pobres de Sicilia se limitaron a votar por los candidatos y los partidos políticos que les habían prometido la oportunidad de comprar alguna pequeña porción de tierra a cambio de una mínima cantidad de dinero.

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