Capítulo 4 - Tener miedo... no es tan malo.

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Apuntó hacía el vehículo que tenía a un lado. Era un Chevrolet Tahoe Hybrid en color negro.

-En tu auto...- musité - claro, debí imaginarlo- reí, sintiéndome como un completo tonto.

Él me sonrió y luego abrió la puerta del copiloto -Sube- me indicó con un tono realmente amable que me heló la piel.

Me acerqué y me ayudó a subir, tomando mi mano para servir como un apoyo. Algo en mi estómago se movió y estaba seguro de que no era la fierecilla; porque ahora permanecía muy quieta dentro de mi pecho.

-Gracias- musité un poco ruborizado, el enrojecimiento de mis mejillas ya era muy común cuando él estaba cerca.

-De nada- me sonrió de nuevo, haciendo que el color se profundizara más. Ya hasta estaba pensando que lo hacía a propósito.

Puse el estuche de la cámara sobre mis piernas y él subió a su asiento antes de encender el motor de la camioneta para ponerla en marcha.

-Bonito vehículo- elogie mirado todo a mí alrededor.

-Gracias, pero me gusta más el de mi hermano- rio con franqueza -¡Oh! Ahora que recuerdo, dice que le encantaría salir para conocerte.

-¿Qué?

-La idea de Emily- aclaró.

-Oh, claro, pues... en ese caso, genial- musité dirigiendo mi vista hacia enfrente.

-Te va a agradar, es muy buena persona- me dijo, mientras maniobraba con el volante del auto para dar vuelta en una calle.

-¿Tratas de hacer lo mismo que ella?- inquirí, entrecerrando los ojos y mirándole atentamente.

-¿Qué?- la nota de confusión en su voz no me pareció falsa.

-Buscarme pareja- dije y al momento en que eso salió de mis labios me arrepentí, él no tenía idea de mis gustos... una punzada dolorosa se hizo un espacio en mi estómago, sentí como poco a poco se me estrujaba y comencé a encoger los hombros, hundiéndome en el asiento... ni siquiera me atrevía a mirarlo, no quería ver su expresión.

Él solo rio y se quitó las gafas de sol, dándole paso libre a la vista de sus bellos ojos -¿Emily hace eso?- cuestiono con la mayor naturalidad que pudo concederle a su tono, dejándome bastante confundido, aunque aliviado a la vez.

-Lo está haciendo, estoy seguro- musité mirándolo un poco extrañado y luego me crucé de brazos, acomodándome en el asiento y él volvió a reír. Me gustó, me gustó bastante que no me juzgara... no sé si se había dado cuenta de mis gustos, pero si lo había hecho... la manera en la que reaccionó, me gusto bastante.

-Pues juro que no lo hago con esa intención- sonrió y se detuvo en una luz roja.

-¿Y cómo puedo creerte?- inquirí, enarcando una ceja.

Rio de nuevo, divertido por mi juicio -¿No basta con que lo haya jurado?- preguntó, escandalizado y divertido.

-No tanto- negué con la cabeza.

Seguimos avanzando cuando la luz se puso en verde -Bueno, creí que a lo mejor tenías pareja ya- dijo.

-¿Y qué te hizo pensar eso?

-Pues, no lo sé- se encogió de hombros –eres apuesto y posees una personalidad agradable; no veo porqué no.

Me quedé helado y me fue imposible formular algún pensamiento en ese instante. El rubor corrió de nuevo por mis mejillas, pintándolas de rojo... sabía que sus elogios quizá eran más por obligación que por gusto, ¿Cómo iba a decirle al mejor amigo de su novia que era horrible y que ningún chico lo iba a querer jamás?

El manual de lo prohibido (JongKey) Adaptado~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora