Cuando apagas las luces en la noche y te diriges hacia tu cuarto, recuerda correr.
Una vez apagas esas luces, ella viene.
No la has visto, pero lo sabes, lo sientes en la piel: ella está justo tras de ti esperando que la mires.
Cuando apagas las luces en la noche y te diriges hacia tu cuarto, recuerda correr.
Una vez apagas esas luces, ella viene.
No la has visto, pero lo sabes, lo sientes en la piel: ella está justo tras de ti esperando que la mires.