Capítulo 4: Enfrentando la Realidad

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-¡Mmmmmm, mamá este tocino huele delicioso..!

Me despierto asustada. Genial, todo era un sueño. Pero, huele a tocino.

Salgo de la tienda y me incorporo a mi grupo. Todos están sentados alrededor de la fogata. Adam luce cansado.

-Buenos días- dicen todos con las bocas llenas de comida.

-¿Hola?- Respondo confundida. -Creo que he dormido de más.

-Pensamos que estabas muerta princesa- dice Glenn con una enorme sonrisa en el rostro.

-Ammmm, supongo que no.

-Te veías hermosa- dice, suspira y luego suelta una extraña carcajada.

-Basta- dice Adam- No la molestes, déjala comer.

Me siento en un espacio vacío entre Adam y Claire. Les sonrío a ambos mientras tomo un plato de cartón y me sirvo algo de tocino. Tengo mucha hambre, como si no hubiese comido en años. Tomo una hogaza de pan y como en silencio.

Una vez que he terminado, Adam se acerca a mi en silencio y me toma de la mano.

-Vamos, te mostraré algo.- dice algo nervioso - De prisa.

Tomo su mano con rapidez y lo sigo a un paso acelerado.

- ¿A dónde vamos?- digo confundida y cansada.

-Oye, vaya que eres desesperada- dice y sonríe.

Caminamos unos diez metros más y se detiene.

-Llegamos- dice rápidamente.

-¿A dónde?- pregunto totalmente incrédula.

-Aquí- dice y sonríe. Sonríe realmente hermoso.

-Sólo nos alejamos unos 20 metros- digo y es evidente que no tengo una cara feliz.

- Sólo quería alejarte del grupo- dice -es muy probable que no tengamos tiempo solos cuando nos vayamos al bosque. Y, bueno... pues... me agradas, pero....-titubea - a veces es bueno alejarte de todo.

Su sonrisa se borró.

—¿Quieres que me vaya?— pregunté confundida.

—¡No! —gritó ofuscado— Me refiero a que es bueno estar sólo con la gente que te agrada. Tu, me haces sentir como en casa.

Oh.

—De acuerdo, acepto—dije, ambos sonreimos y respiramos el aire fresco de Kov.

—¡Bien, todos listos!— dijo Lynn con demasiada emoción— Es hora.

Todos los grupos estaban reunidos en el centro del campamento. Como siempre, fuimos los últimos en la lista.

Claire y Penny tardaron en unirse al grupo, creo que se han vuelto amigas. No sé si siento envidia, pero creo que me gustaría ser acompañada por una chica.

Al cabo de 10 minutos, todos los grupos estábamos listos para dejar el campamento. Adam y los chicos llevaban todos los objetos de supervivencia. A las chicas, se nos habían otorgado los objetos necesarios de auxilio; vendas, aspirinas, alcohol y medicamentos de primera necesidad, así como alimentos enlatados.

Caminamos en caravana por aproximadamente 30 minutos, hasta que llegamos a un lugar repleto de árboles, era el bosque, claro. Cada grupo fue llevado a sus respectivas cabañas, una de chicas y una de chicos. Nos pusimos "cómodos". Luego de una hora , fuimos llamados al almuerzo.

—Oí que en los campos mueren 10 personas por hora— dijo Glenn al resto de chicos del grupo Z— Así que dependerá de nuestras chicas si nuestro trabajo es en vano.— Me observó con clara molestia.

No he oído mucho sobre los campos, pero mi madre decía que una vez que llegas, debes trabajar todo el tiempo. Supongo que será agotador e inquietante, pero es nuestro deber.

No veo a Adam por ninguna parte, supongo que estará descansando, por la mañana se le veía muy cansado. ¿Estará bien?

Salí del enorme comedor, para dirigirme a la cabaña de chicos. Tengo que saber qué le sucedió.

Llamé a la puerta y me dijo que siguiera.

—Hola— dije.
—Hola—dijo y sonrió tristemente.
—¿Te encuentras bien?
—Creo
—¿Quieres estar sólo?— pregunté, esperando un no por respuesta.

—No, justo ahora iba hacia el comedor.—dijo sin ganas.

Algo anda mal.

—Bien.— dije y hubo un silencio incómodo entre los dos. Ninguno sabía que decir, Él estaba evidentemente mal.

—Vivo con mi madre y mis dos hermanas— soltó sin más y siguió, —Una de ellas tiene 17 y la otra 13, no quiero que vengan acá. No es un lugar muy agradable, además... — suspiró— perdón.

— Ammm no, sigue
—Soy lo único que tienen.

Sólo permanecí en silencio, no sabía que decir.

Mi madre y Dean, tenían a mi padre. Un fuerte hombre de 1.80 que se encarga del sustento diario, pero Adam...

¡Dios! Sabía que algo andaba mal.

—¿Crees que algún día acabe la guerra?— pregunté sin pensar.
—No,— dijo — No hasta que el pueblo de Kov entienda que no debe separar una familia por el bien de los poderosos.

Una lágrima rodó por mi mejilla. La detuve justo antes de que cayera en mis labios. Tiene tanta razón. Kov ha perdido su humanidad y hasta que no sea recuperada la guerra no cesará.

—Necesito aire— dije. Corrí hasta que no pude respirar más y grité al viento. Grité de dolor, miedo, furia, rabia.

La guerra no es justa, mata, crea odio, separa familias.

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