~9

9.5K 902 234
                                    

Me senté en el suelo alejada del sensei y Shimizu. No quería hablar con nadie.
Mi hermano no tardó en darse cuenta de mí y se acercó hasta quedar de cuclillas delante de mi.

—¿Te encuentras bien?
—Sí.
—¿Qué ha pasado? —fruncí el ceño mirando el espacio que había entre los dos.
—Nada.
—Tobio, vamos a saludar —le llama Sugawara.
—Me cuentas cuando terminemos la primera ronda —se levanta y se va.

Empezaron el partido después de haberse saludo los dos equipos. Yo no pensaba quedarme allí, necesito pensar pero con el ruido que hacían no podía concentrarme en nada, lo que hizo que me levantara, fuera hacia el Takeda-sensei para avisarle que iba a salir y quedarme en un banco sentada que hay distribuidos por todo el edificio. Lo más seguro es que mi hermano me vaya a buscar.

«»

Me senté en un banco del pasillo apoyando mi espalda en la pared.
Como es posible...
La ira me había controlado por completo. Pero es cierto que me dolió ver, por primera vez después de tanto, como mi hermano lloraba. ¡Lloró días, que es lo peor!
Cerré los ojos y respiré hondo.
Escuché pasos acercarse a mi, le resté importancia siguiendo con los ojos cerrados. Los pasos cesaron y sentí una presencia delante de mi. Abrí los ojos y me sobresalte al verlo con una sonrisa amable en el rostro.

—Cuanto tiempo, Kageyama-chan —abro los ojos como platos.

No emití sonido alguno, quería que se fuera.

—¿Qué haces aquí en el pasillo? —me pregunta.

No contesté, tan solo me dedicaba a mirarlo con el ceño fruncido esperanzada de que entienda que quería que se fuera. Pero no, este tipo o era tonto o lo hacía por fastidiarme, ya que se sentó a mi lado apoyándose en sus piernas para mirarme a la cara.

—Veo que no me quieres hablar —suspira—. Pero somos amigos, ¿no?
—No —contesté por fin.

Ríe.

—Eres muy alegre, pero cuando aparezco yo cambias a una seria.
—Sera porque me caes mal, no sé, creo yo —ironicé.

Vuelve a reír.

—Ese comportamiento siempre me ha atraído de ti. La forma en la que me tratas.
—Piérdete, Oikawa.

Oikawa Toruu, un tipo guapo con chicas por doquier. Se puede decir que es famoso entre las mujeres y más si son de su mismo instituto. A este tipo sí que no lo soporto. Él intentó golpear a mi hermano y la única que puede golpearlo soy yo (¿rayita suena yandere?)

—Dime, _____-chan —ignoró lo que le dije anteriormente—. ¿Por qué estás fuera?
—Porque quiero estar fuera.
—No te creo —bufé.

Quedamos unos minutos en silencio. Yo deseaba con toda mi alma que dicho idiota se fuera o se alejara de mí.
Como siempre, nunca consigo lo que quiero si se trata de este idiota.

—Al otro lado del pasillo hay una máquina expendedora, pidamos algo, yo invito.
—Que seas tan encantador no funciona conmigo.
—Bueno, algún día puede que sí —se levanta—. ¿Vienes?
—No.
—Oh, vamos —me da la mano.
—Que no quiero.
—Bueno, pues te obligaré a venir conmigo —me agarra con fuerza del brazo y tira de él atrayéndome a su cuerpo lo que provocó que chocáramos. No pude evitar sonrojarme.

Intenté separarme de él, soltarme de su agarre, evitar que mi cabeza se apegara a su torso y que su mano no me cogiera de la cintura. Ya me conozco este juego de Oikawa. Siempre lo hace, sin embargo, yo no me dejaba.

—Suéltame —le advertí.
—Eso si me acompañas.
—Vale —bufé—. Pero solo para que me sueltes.
—Si, será por eso.
—Es que es por eso —hablé obvia enfatizando en es.

Caminamos uno al lado del otro. Pasamos por la puerta donde se estaba jugando el partido de voleibol. Miré a Oikawa confusa, este me miró a mí y me sonrió provocando que me sonrojara... Sí, me he sonrojado con una mirada y sonrisa suya. Ridículo.

—Oye —lo llamé—. ¿Por qué no vas a jugar?
—Primero quiero estar un tiempo contigo —bufo—. Y que me cuentes el porqué estás aquí fuera y no allí dentro animando a tu hermano como siempre haces.

Bajé la mirada.

—Sé que no confías en mi, pero yo no soy esa clase de personas —se pone delante de mi caminando de espaldas alegre—. Además de que yo te quiero.
—Como no te calles vas a conocer el suelo muy afondo.
—¿Eso es una amenaza?
—¿Tú que crees? —aceleré el paso—. Mira me estoy dejando llevar para acompañarte a la dichosa máquina expendedora, y si no te das prisa me iré.
—Vale, ya vamos —dice algo desanimado.

Cerré mis puños. ¿Por qué coño me ha hecho sentir mal eso? Me molesta preocuparme por él.

«»

Me invitó a un sándwich de (lo que quieras). Caminamos despacio para ir a la cancha donde se llevaba acabo el partido. Él hablaba alegre y yo... Y yo solo escuchaba...

—¡Oikawa! —me sobresalto al escuchar voces de chicas detrás de nosotros. Muchas chicas.

El recién llamado se para, se da la vuelta y las saluda. Le resto importancia, me he acostumbrado a esto, y sigo mi camino.

—¡______! —me grita Oikawa.

Me giré y lo miré.

—Espera —las mira—. Lo siento chicas, ahora estoy con ella —las saluda y corre hacia mí.

Me mordí la lengua. Pero quédate con ellas idiota, si sola estoy mejor.

—Ya estoy —me avisa.
—Ya, ya —seguí comiendo mi sándwich.

Siguió hablando hasta la entrada del partido. Lo alejé de mi, abrí la puerta y, lo peor pasó, me cogió de la cintura y caminó hacia delante.

—¿Qué haces, imbécil? —sabía exactamente lo que hacía, abrazarme pero para joder a mi hermano.
—¿No es obvio, ______-chan? —dice con un tono de voz elevado para llamar la atención de los jugadores que al parecer ya iban a empezar con el tercer set.
—Suéltame —lo intenté separar de mí.

Iba a golpearlo, pero un balón lo golpeó en el rostro antes de que yo pudiera siquiera rozarlo. Miré a la persona que golpeó el balón pensando que era mi hermano pero vi a Tsukishima levantando la mano y pidiendo perdón... Bueno, perdón.

—El balón, por favor —dice Tsukishima.
—¡Discúlpate por lo menos! ¿No!
—Balón~ —pidió.

Va a seguir siendo un día largo.

•••

Solo voy a decir que... ya he mejorado emocionalmente gracias al tratamiento que me están dando los psicólogos.

Kageyama-chan (Haikyuu!!XReader) CANCELADO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora