Kuroshitsuji: La Gata Del Mayordomo (Sebastian Michaelis Y Tu) - Amnesia -

Capítulo 1 - Solo Ayudarte

Narra Ciel

- por favor bocchan, no creo que le haga tanto daño - dijo la impaciente voz de mi Mayordomo. El quería algo que yo no podía soportar: un gato.

- Sebastian, eres demasiado insoportable - giré mis ojos, suspiré - Muy bien, tendrás tu "gato" - dije entre comillas y él entre cerró los ojos.

- ¿A qué se refiere mi señor? - se acercó un poco con curiosidad.

- Ya lo verás. Prepara el carruaje -

- ¿A dónde vamos Bocchan? - preguntó, pues el era el que conducía dicho carruaje.

- Vamos... rumbo hacia ese lugar para adoptar - dije sin interés.

- ¿El orfanato? - encarnó una ceja-

- Sí, como sea, vamos, y rápido al menos que no quieras un "gato" - dije de nuevo entre comillas.

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Él azotó al caballo con fuerza para que vaya a más velocidad. Pobre animal.
Me acomodé para sentarme mejor.

- Bien Señorito, aquí estamos, el Orfanato de Londres- dijo cuando me abrió la puerta, y al salir me encontré con tremenda arquitectura, con paredes grandes y altas, eran muy pocas las ventanas que habían, y las que estaban, eran adornadas con alguna que otra telaraña.

Estábamos en frente del gran orfanato.

Estoy haciendo esto sólo porque quiero que Sebastian tenga a alguien.
Experimentaré con él, me pregunto si un demonio puede enamorarse de un humano. Apuesto todo a que Sebastian se enamorará. Ya he dado mi alma así que, qué más puedo perder y habrá un poco de diversión para mí.
Mucha diversión.

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Narra Sebastian

¿Qué es ese ruido? No, no era un ruido. Más bien un gemido. De dolor, de sufrimiento, el olor a la sangre llegó a mi olfato y simplemente me detuve.

-¿Escucha eso Bocchan? - pregunté observando por los alrededores si encontraba el lugar de donde provenía el alarido.

- Sí, vamos-

Seguimos el gemido hasta que nos llevó a un callejón.

En el final de éste, estaba una chica. Una chica tirada en ese frío y sucio suelo. Su cuerpo estaba casi completamente cubierto por tierra y sangre seca.

-¿Bocchan? -

- ¿Quién es ella? ¿Estará herida? - un paso casi inseguro provino de mi amo.

- Tal vez - Seguro que sí, quise decir.

- Eres un idiota. Ve acércate y mira si está en problemas- qué corazón resultó tener.

- Bien-

Me acerqué lentamente, ella me observó asustada, sus ojos desprendieron unas cuantas lágrimas para cuando el señor se acercó.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó mi señor.

-No lo se- susurró.

-¿recuerdas algo? - le cuestionó.

- no... S-se me es todo borroso - retrocedió un poco.

-¿Ella... tiene amnesia? - musité y a bocchan se le salió una sonrisa.

- Sebastian, llévate a la señorita al carruaje. Yo iré dentro de poco- el empezó a registrar la zona. Caminaba con la cabeza en alto, como siempre.

Di unos pasos seguros hacia ella, sin embargo, retrocedía lentamente. Se notaba que estaba lastimada, sus ojos estaban rojos.

-Tranquila, yo sólo quiero ayudarte- le murmuré para agacharme un poco y mirarla mejor.

-Eres un demonio. Cómo puedes ayudarme - abrí los ojos. ¿Cómo sabía ella que yo era un demonio? Me miraba espantada.

-¿Qué eres tu? ¿Eres un Shinigami? - ella negó rápidamente.

-No recuerdo nada. Pero no soy de esas cosas- suficiente para mí, me convenció.

-Venga. Lo menos que le haré será daño. Por favor - tragó en seco.