CAPITULO 2.

221 10 2
                                    


«Maldito tráfico de mierda», pienso mientras miro por la ventana. El espectacular Maybach Landaulet blanco con negro, en el que vamos, avanza con lentitud.

Miro hacia el espejo retrovisor y mis ojos se encuentran con los de mi hermano. Jared me mira con desaprobación, igual que siempre. Me pregunto si algún día me mirará de manera diferente. No pido que me mire con amor, pero algo de simpatía no estaría mal. Pero conociéndolo y conociéndome, no creo que ese día llegue. El auto avanza nuevamente y nuestro duelo de miradas no termina. Por suerte para él y desgracia para mí, Jared no es el chofer. Ese ya venía incluido con el auto, todo cortesía de Dominic y de la oficina de embargos del FBI.

Cuando me aburro de mirar los malditos ojos multicolores de Jared, miro a mi derecha. Me es imposible no sentir deseo, satisfacción, orgullo e incluso cariño al verla.

Alex va a mi lado, mirando por la ventana y tan aburrida como yo, luciendo absolutamente hermosa. El vestido rojo de encaje y tul en corte sirena que lleva puesto remarca su figura deliciosamente. Por enfrente, el escote es casi inexistente, sólo luce su clavícula, hombros y cuello; pero por detrás... El escote de la espalda, es tan pronunciado que me es imposible no imaginar un sinfín de formas en que puedo quitarle ese vestido y dejarla únicamente con los zapatos de tacón alto que lleva a juego con el vestido y la fina, pero discreta, joyería que lleva.

Sin embargo, mis pensamientos se esfuman al recordar la pequeña conversación entre ella y Jared.

─ ¿Te gusta? ─preguntó Alex, al ver a Jared mirándola como si no fuese real.

─Me encanta─ respondió él, anonadado. Ella sonrió satisfecha, él se recuperó de su aturdimiento y se le acercó─. ¿Sabes dónde luciría mejor este vestido? ─le preguntó.

─ ¿Dónde?

─En el suelo de nuestra habitación─ le dijo, con la voz cargada de deseo. Alex soltó una suave carcajada.

─Bueno, tú déjame lucirlo esta noche y cuando lleguemos a casa... podrás quitármelo, ¿quieres?

─Claro que quiero─ afirmó, y luego la besó.

Estuve bastante tentado de separarlos y golpearlo a él, pero me vi interrumpido por la llegada de Dominic y Cooper. Ahora sólo me limito a mirarla e imaginarla en mí cama. Y cuando menos me doy cuenta, sus perlados ojos se encuentran con los mío.

─ ¿Qué? ─pregunta gélidamente.

─Nada─ le digo─, es sólo que... Luces divina.

Alex me mira por unos segundos, sin saber que decir. Estoy seguro de que no quiere decir nada. Y extrañamente, no me hace falta que diga algo.

─Gracias, Nick.

Me volteo hacia mi ventana, inmediatamente después de escucharla pronunciar mi nombre. Para mi sorpresa, Alex no escupió mi nombre con el habitual veneno en su voz. Fue algo peor. Ella pronunció mi nombre con una fría indiferencia que rompió mi corazón. Niego con la cabeza y me rio por lo bajo. ¿Es que acaso tengo corazón?

.

─Hemos llegado, señores─ anuncia el chofer.

En el centro de Manhattan, el auto se detiene frente a un edificio de arquitectura moderna y elegante. Si una persona pasa por el frente, jamás imaginaria que ese mismo edificio es uno de los casinos más exclusivos del país. Además del lugar favorito, de diversión, de los mafiosos del mundo.

El chofer baja del auto y se detiene frente a mi puerta a la espera de mi señal para abrirla. Yo miro a Alex y a Jared, ambos me miran a su vez.

─ ¿Están listos? ─les pregunto.

Libertad Y Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora