CAPITULO 4.

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La habitación es pequeña y fría. Igual que la mesa que se encuentra entre Paolo y yo. Ambos estamos sentados uno frente al otro. Él sudando como un cerdo y yo tan serio como cualquier jugador profesional de póquer.

A nuestro alrededor, Alex y Jared me miran como si me hubiese vuelto loco... aún más. Grigori me mira sorprendido, Luka me mira con sorpresa y Markov, él me mira con complicidad. Él conoce mi juego, él lo inventó, fue así como nos conocimos. Y que mejor manera de ganarme su confianza que rindiéndole esta clase de tributo. Puede que algunos piensen que estoy de lame-botas, y quizá sea así pero necesito demostrarle a Markov que él es quien me necesita.

Porque para ser sincero, quien mejor para ser tu mano derecha que alguien que comparta tu misma manera de pensar, actuar y razonar. Me importa una mierda si suena cursi, no lo es. No en cuestión de negocios, no en cuestión de liderazgo. No en cuestión de dominar.

Reprimo una sonrisa al ver el pánico dibujado en el semblante de Paolo. De pronto me levanto, haciendo que Sergei me maldiga en ruso.

Justo en el momento en que me pongo de pie, Sergei va pasando a mi lado y, choco contra él, provocando que el revolver que lleva en las manos se le caiga al suelo. Ambos nos agachamos para tratar de recoger el arma, pero mientras lo intento, la pateo haciendo que vaya a parar debajo de la mesa. En lo que Sergei me suelta un sinfín de malas palabras en su lengua natal, yo aprovecho para hacer mi movimiento.

─Apártate, inglés imbécil─ me espeta Sergei tomándome de los hombros y empujándome a un lado.

─Lo siento, sólo trataba de despedirme de mi novia y de mi hermano, cuando apareciste de la nada─ digo inocentemente, mostrando ambas manos en un gesto apaciguador.

Algunos, de los presentes, me miran molestos e impacientes y los demás me miran confundidos. Menos Markov. Él sólo se limita a sonreír tenuemente y a negar con la cabeza.

─Me importa una mierda de quien te querías despedir─ sisea Sergei─. Regresa tu estúpido culo a la silla e iniciemos de una maldita vez.

Volteo a ver a Jared y Alex, antes de tomar asiento de nuevo. Jared niega con la cabeza mientras pone los ojos en blanco, mientras que los ojos de Alex no dejan de decirme lo demente que estoy.

─Ambos conocen las reglas─ la voz de Luka hace que deje de ver a mi hermano y a nuestra novia─, pero las repetiré de cualquier forma. El revolver tiene seis cámaras, pero solo una bala. Cada quien tiene tres oportunidades para demostrar quién es digno de la confianza de Markov. Al que le toque la bala... bueno, se jodió. Pero si alguno se acobarda, la única bala que recibirá, será la de mi arma.

─Como Paolo fue el primero en señalar, él será el primero en jalar el gatillo─ dice Markov, con voz tranquila. Finalmente, ordena─: Inicien.

Grigori toma, de las manos de Sergei, el revolver Smith & Wesson calibre 38, comprueba que solo tenga una bala, hace que los compartimentos den unos cuantos giros y vuelve a colocarlos en su lugar. Finalmente, le quita el seguro y pone el arma en el centro de la mesa.

Noto como la manzana de Adán, en la garganta de Paolo, se mueve al tragar en seco. Tiene la frente perlada de sudor y la mano le tiembla al momento de tomar el arma. Con lentitud y torpeza, se lleva el revolver a la sien, cierra los ojos con fuerza, oprime el gatillo y...

El imbécil sigue con vida.

Da un largo suspiro, totalmente aliviado... por ahora, y deja el arma en la mesa. Sin decir una sola palabra y sin dejar de mirarlo a los ojos, le quito el arma de las manos, me la llevo a la sien, oprimo el gatillo y...

Nada. Devuelvo el arma a la mesa.

Paolo repite el procedimiento, una vez más y nuevamente sale bien librado. Yo vuelvo hacerlo también, y mi suerte es la misma. Ahora solo quedan dos intentos más. Uno bueno y uno malo. Puedo escuchar a mi corazón latir tan lentamente que me parece que todos a mí alrededor pueden escucharlo también.

Libertad Y Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora