Esta soy yo, Eleanor Grey.

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Esta soy yo, Eleanor Grey.

—Hola padre...—le repito

Ava me dirige una mirada fría, mientras trata de normalizar su respiración.

Mi padre me observa unos segundos, como si yo fuera algún espécimen a punto de extinguirse. Su ceño se frunce un poco, y busca respuesta hasta en su propio pensamiento.

Oh, eso es buena señal, tal vez me ha extrañado.

—Eleanor...—menudea

Le sonrío y me acerco más a él y le doy un abrazo al que el apenas corresponde.

Su rostro refleja sorpresa y hasta un poco de pánico, ¿acaso no sabía el de mi venida? Tal vez mama le quiso dar una sorpresa, pero creo que no se la está tomando muy bien.

Así, otra vez, me siento terriblemente rechazada por mi familia.

Si tan solo pudiera recordar mi infancia, esa tierna y dulce infancia que viví con mis padres, aquí en Seattle, con mi hermanito Teddy. Tal vez me haya enfermado, y mis padres se hayan preocupado, o cuando tenía pesadillas, mi padre haya venido a consolarme y a decirme que solo era un sueño, como lo hace mi tío —oso meloso—Elliot.

Entendía por fin que los tesoros de la vida son los recuerdos, porque la felicidad viene en pequeños momentos y no hay manera de congelarla en el tiempo.

Lo daría todo... Todo, por recordar un momento en el que me sentí querida por mis padres o mis hermanos. Un momento en el que me haya sentido parte de la familia.

—Hola tío Christian—Ava le saluda papá, quien no le presta la menor atención haciendo que ella borre su sonrisa, reemplazándola por un gruñido.

El fija su mirada en mí. Se ve asustado.

—Hola Ava...—saluda distraído luego de un momento.

Sus ojos, de un color gris intenso son idénticos a los míos. Bueno, no cabe la menor duda de que soy su hija.

Sacude la cabeza.

—Disculpen, ¿Quieren ir a la casa?—murmura con asombrosa educación

Ava lo mira con cierto desagrado, pero gracias a dios, bien disimulado.

Él es muy frio y educado conmigo, no se comporta de la misma manera con Teddy y Phoebe. Siempre mis tíos se lo había reclamado, y yo por mi parte, solo guardo silencio.

—Sí, quisiera ver a mi mama y a mis hermanos—le sonrío más ampliamente, tratando de ganar un poco de gracia de parte de él, pero nada cambia.

Él frunce el ceño.

—Sí, vamos—dice pensativo.

Emprende su camino andando rápidamente y Ava y yo los seguimos dando grandes zancadas y suspiros de cansancio que el ignora, pareciera que está molesto.

Jane aparece a mi lado sonriente.

Caminamos unos minutos hasta llegar a un corredor muy lujoso, unas piletas y luego al fin, una puerta que da entrada a la cocina. El olor a un delicioso pastel me invade, huele de maravilla. De pronto y sin darme cuenta, ya estoy dentro de la mansión.

Dos mujeres repletas de harina se voltean rápidamente hacia mi dirección. Una de ellas con una cabellera pelinegra corta, mi tía Mía, y la otra... Es mi madre. Ella me examina, algo sorprendida, pero luego me sonríe.

— ¡Elie!—gritan ambas al unísono

Amabas corren hacia mí y me abrazan.Mi corazón se regocija, estoy muy feliz. La abrazo yo también, lo más fuerte que puedo.

The Origin: El origen de Eleanor GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora