Capítulo 9.

49 4 0
                                    

-Hola. -pronuncio mientras me cubro con la puerta.

Pues me encuentro un poco desaliñada, estoy en mi casa y no esperaba a nadie.

-Victoria, hola. -me saluda Dylan.
-Emm, no es por ser descortés, pero ¿qué haces aquí?

-Mi padre me pidió el favor que entregara la bufanda que tu madre había dejado en casa hace unos días, así que aquí estoy. -trata de divisar lo que hay o más bien quién más hay aquí adentro.

Le recibo la bufanda.
Es un silencio incómodo, no sé si debería decirle que pase o que estoy ocupada... No sé.

De pronto, él habla.

-¿Podría pasar?- pregunta.
-Sí, claro. - respondo mientras abro más la puerta para que entre.
-Espero que no haya problema.
-No, claro que no. Estaba preparando palomitas. -niego.
-Oh, ¿estás con alguien más?- mira hacia distintos lugares de la casa
-No. -respondo cortante- Iba a ver una película.

Otro silencio aún más incómodo.

-Si quieres me puedo ir, sólo quería conversar un rato.-habla mirando sus zapatos
-No hay problema, en serio. -sonrío
-Eso quiere decir que ¿puedo ver la película contigo?
-Sí, si quieres.

Me dirijo a la cocina, pero recuerdo que no estoy con la mejor vestimenta, así que le digo a Dylan que no me demoraré. Subo a mi cuarto y me cambio.

En cinco minutos ya me encuentro en la planta baja, en la cocina. Saco las palomitas del microondas y la sirvo en dos platos; uno para Dylan y otro para mí.

Cuando entro en la habitación, él está observando una foto mía, cuando estaba pequeña.

-Veo que siempre has tenido una cara muy tierna.- me mira
-Ja, sí claro. -respondo con ironía - Pero gracias. - enciendo la televisión.
-Lo digo en serio. Eres linda. -dice mientras observa la foto.

¿Qué debería decir?, ¿Gracias?, ¿Otra vez?

-Em, la película... Está por comenzar- digo algo ruborizada
-Oh sí, lo siento. ¿Qué película es?- pregunta mientras se instala a mí lado.

Está muy cerca para ser honestos, pero no me incómoda.

-The notebook. Mis amigas me han comentado que es interesante. -comento mientras le pongo «play» a la película.
-Cool. -agrega.

Después de un rato, noto que Dylan me mira de reojo, es algo gracioso.

Comento sobre algunas cosas de la película, y él sólo asiente. Parece con la mirada perdida.

-¿Te pasa algo?- le doy «pause» a la película para poder conversar mejor.
-No, no es nada importante. -me mira directamente a los ojos.
-Dime, en serio. -insisto
-Es sólo que hay alguien que me gusta, y no debería. No es lo correcto.

Medito por un segundo.

-Pero, en el corazón no manda nadie. Tu no sabes de quién te enamorarás, es algo inevitable.
-Lo sé. Em, es mejor que me vaya, te veo luego, adiós. -sale disparado de mí casa.

¿Será que dije algo malo? No creo.

***
Termino de ver la película y tomo una pequeña siesta, hasta que es interrumpida por mi celular.
Elizabeth. Una de mis amigas más cercanas.
Siempre ha sido incondicional y nunca me ha fallado, no me ha dado la espalda como otros lo han hecho.

-¿Hola?- hablo soñolienta.
-Vic, ¡hola! ¿Cómo estás?
-Bien, y ¿tú, qué tal?
-Súper. Me preguntaba si querías salir a comer algo. -pregunta en tono bajo
-Sí, claro. Me parece genial. ¿Ahora?
-Ajá, o ¿estás ocupada?

Pues, ocupada, ocupada, no. Pero planeaba leer algún libro. Aunque pensándolo bien, está bien salir un rato.

-No. Estaré en tu casa en 20 minutos. Hasta pronto - me despido.
-Está bien, adiós. - se corta la llamada.

Hoy no hace un día soleado, más bien está lluvioso. Me pongo algo abrigado y salgo.

Tomo un taxi, la casa de Elizabeth no está tan cerca.
Tan pronto llego, toco el timbre, me recibe de un abrazo. Inmediatamente lo devuelvo.

-No te demoraste tanto, llegaste rápido.
-Sí, ésta vez no. - sonrío
-Bueno, conozco un lugar por aquí cerca. ¿Qué te parece si comemos en el lugar italiano de la vez pasada?
-Me conoces bien, vamos. -le digo.

Ella entra por su abrigo y las llaves de su moto. En serio, tengo que conseguir la licencia de conducción.
Eso de estar andando en autobús, y taxi ya no me agrada tanto.

Nos toma 15 minutos llegar al lugar de destino, el tráfico no estaba muy bien que digamos.

Al lado del restaurante, hay un bar.
Puedo visualizar a un muchacho ruloso que se tambalea y ríe constantemente. Pobre.

Sube la cabeza y me doy cuenta que es Adam. Claro, para acabar de rematar.

Hoy es mi día de suerte.

Amor SempiternoWhere stories live. Discover now