Capítulo 1

13 0 0
                                    

- ¡Cállate, mierda! Deja de cantar, me tienes totalmente enferma- mi mamá me golpeaba en el sofá cada vez que estaba de mal humor, ya no dolía tanto como otros días pero para dormir era un poco difícil de soportar- ¡Tú eres la causante de todo lo que me ha pasado! Si nunca te hubiera tenido, hubiera sido una estrella y tendría todo lo que me prometió mi manager. Lo defraude, igual que a todos...

Mi mamá siempre me decía que era lo peor que le había pasado, realmente no recuerdo que haya dicho lo contrario alguna vez.

En la escuela, al salir de clases, siempre veía como mis compañeros corrían para buscar a sus padres o madres felices para que les compraran cosas. ¿Por qué mi mamá no era así conmigo? No lo podía entender, no podía saber el por qué me pegaba casi seguido y su odio hacia mí, siempre le pedía perdón y aun así no quería aceptarme como su hija.

- Cuando cantas me recuerdas todo eso, todo lo que perdí- mi mamá se arrodilló ante mí- Tenía a la persona que amaba, tenía un contrato que me llevaría a la cima y mírame, ahora soy una pobretona que lo perdió todo, lavar las tazas de los baños y ver como tus bellas manos se echan a perder no es vida. Me volveré más fea, como cuando te tenía dentro de mí. ¡Mierda, mierda, mierda!

Quizás si le decía sobre mi presentación en la mañana, se pondría feliz.

- Mamá, mi profesora dijo que mañana me presento en el acto del colegio y me preguntó si tu podías...

- ¿Ir? Ir a un maldito acto y escuchar tu estúpida voz de tu estúpida boca- mi mamá ríe y llora al mismo tiempo, dejándome un poco asustada- ¿Estas escuchando lo que te digo, mierda? No quiero oírte, jamás en mi maldita vida.

- Perdón- me quedé callada e intenté irme a mi habitación, mi mamá me detiene.

- ¿Quieres irte? ¡No he terminado contigo aún!- me jaló de la oreja- Si no estuvieras, tu padre me seguiría amando con locura, decía que mi voz era la más hermosa de todo el mundo y que era una diosa en el escenario. Aún escucho los gritos que querían más de mí, las flores de felicitaciones y hombres que me idolatraban.

- Nunca te he escuchado cantar, mami- intento contener mis lágrimas de dolor- ¿Por qué no me cantas?

- ¡Estúpida, jamás volveré a hacerlo! Todo me recuerda el día en que vi... mi perdición, tenía que verlo con mis propios ojos acostado junto con mi única maldita amiga, esa hija de perra, todo porque se enteró que estaba preñada- soltó mi oreja con brusquedad para luego lanzarme su zapato- Eres realmente tonta, lo único para lo que realmente sirves, es para escuchar mis penas y ni siquiera puedes recordar lo que te digo. Debería mandarte a trabajar, pero claro, no puedo o me denuncian.

Lloro otra vez, en la misma esquina de siempre y cierro mis ojos con fuerza para detener el llanto. Si seguía llorando, la tortura aumentaría sin duda alguna y con eso, no habían días que deseara morir para calmar a mi mami. No conocía a nadie de mi familia más que a ella, era lo único que tenía.

- ¡Que te dije sobre llorar en mi presencia!

- Perdón, no volveré a hacerlo nunca- esta vez logro correr hasta mi habitación, encerrándome en el único lugar que me sentía segura.

Mi mamá muy furiosa golpeaba con fuerza la puerta para decirme cosas que hacían que mi existencia valiera cada vez menos.

- ¡Ya no volverás a la escuela, eso te lo prometo!

Mi corazón de desplomaba como los edificios viejos, nadie me quería, nadie me toleraba, nadie me quería como hija y mucho menos nadie notaría mi existencia. Me tape con lo único que tenía en mi habitación de confortable, un poncho totalmente roto, pidiéndole a Dios que me protegiera como lo decía mi profesora cada vez que rezábamos para comer el almuerzo.

- ¡Quiero morir, pero no puedo!- Escucho sus lamentos ahogados, como se deja caer por el peso de su cuerpo y de sus gritos de desesperación- ¡Puta vida!

No quería oír a mi mamá sufrir más.

Perdón, mami.

La noche siguió su curso con los gatos maullando en el techo, ya no escuchaba los pasos acelerados o quejidos y eso significaba que mi mamá se había ido a dormir. Era el único tiempo de diversión, podía prender la televisión y escuchar el canal de música con mis audífonos, canciones que me daban alegría, lo suficiente para darme también esperanzas de que todo tiene su lado feliz. En mi cabeza me imaginaba en un escenario gigante y lleno de gente, queriendo escucharme.

Y a mi mente llegaban las cosas que me decía mi mamá y derretía mi sueño por algunos minutos. Pero siempre revivía.

- No estoy sola- me repetía eso cada vez que deseaba llorar desesperada- mi mamá me quiere. Yo lo sé.

No sabría decir si me engañaba a mí misma, tal vez muy dentro de mi tenía la esperanza de que existía un lugar en su corazón para mí, por algo dejo que naciera, por algo me compraba ropa, por algo me alimentaba, por algo me...

¡Si, tal vez me quería un poquito!

Si no fuera así, entonces no estaría con ella.

¡Si me ama, realmente le importo!

En estos días, me ha dicho que estaba muy ocupada limpiando la nueva casa de la señora Annabel y que es demasiado grande, debió estar cansada y por eso se debe su mal humor, quizás por eso no puede ir. De verdad soy muy tonta, no me di cuenta.

Lo mejor que puedo hacer ahora es grabar la presentación. Ahora soy una genio, con esto de seguro se alegrará y me dará un abrazo. Darme cariño, lo que siempre he querido que hiciera siempre. Le alegraré el día, cantaré a todo pulmón para ella y la canción se llamará como ella.

¡Que emoción!

Será la presentación más espectacular que incluso sobrepasaré a mi cantante favorito. Si me aprendo la letra de la canción y la canto de esa forma, será perfecta.

- Pero, si me equivoco...

No, no y no. Esto será el regalo de mi mami, con esto ella me dará lo que quiero. Tendré su atención.

- Mami, seré la mejor, ya no te haré sentir vergüenza como siempre me dices.

¿Con un baile sería aún mejor? ¡Si, aumentaría su amor! Pero no soy muy buena para eso, realmente no puedo cometer errores y arriesgarme, no, no era lo que quería. Todo tenía que ser impecable.

- Sería demasiado bonito si alguien me oyera y me llevara a la fama, ya no tendríamos que pelear nunca más con mi mami, tendríamos todo lo que quisiéramos.

Todo, me amaría aún más.

Lucharé por mi sueño, Dios ayúdame por lo que más quieras.

- Sería tan bonito- inconscientemente mis lágrimas se estaban deslizando sobre mis mejillas, tanto mi corazón como mi cabeza lo anhelábamos- Será bonito.

Tanto fueron mis ganas que no dormí en toda la noche, para que saliera todo como lo había planeado, era necesario el sacrificio. En la mañana, limpié mi uniforme y lustre mis zapatos para la presentación, que finalizaría con una convivencia llena de cositas ricas. Me gustaban mucho las cosas dulces.

- ¡Mamá, déjame salir!- toque la puerta, al parecer mi mamá me había encerrado con llave en la noche sin darme cuenta- Tengo que ir a la escuela.

- ¡¿Qué te dije?! ¡No vas a ir más al colegio!

Mi corazón se aceleró y muy desesperada, tocaba la puerta para que mi mami me abriera.

- ¡Mamá, necesito irme al colegio!

- ¡Te dije que no irás, y si molestas te va a llegar!- escuchando sus llaves alejándose, siento como abre la puerta principal para irse a trabajar- ¡Si los vecinos se quejan, no te salvas!

Cierra la puerta.

Todo mi esfuerzo, las ganas que tenía, todo fue inútil.

Eso mató mi alegría, mis lágrimas no fueron lo suficiente para expresar toda mi pena, encerrada en mi habitación en las cuatro paredes de agonía, con mi estómago vacío.

- Ayúdenme, por favor.

Cambia lo que quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora