- ¿Cómo está?
Dos capuchinos de vainilla eran simplemente perfectos para una noche de invierno, cosa que también necesitábamos después de lo que había pasado.
- Pensé que perdería parte de sus labios, pero las heridas no eran de mucho tiempo y su ojo mejorará, definitivamente la persona que le hizo esto no tiene cabeza, no puedo creer que este libre el desgraciado o desgraciada que le hizo eso - María estaba exhausta después de la operación- Ahora solo debemos esperar cómo reacciona. Los cortes no son tan graves como pensé.
- ¿Supiste algún dato de ella?
- Le pregunté si sabía el número de algún familiar, si lo podía escribir y nada de nada- la doctora hace un movimiento de desaprobación- Aún me cuesta creer esto, es como una película de terror, Héctor.
- Los primeros años son difíciles- digo un poco más relajado- Cálmate, ya pasó.
- Es una niña- toma un sorbo de su bebida caliente.
- Tómalo como una experiencia, no queda de otra, lo importante es que la ayudaste- trato de subirle los ánimos- Hablando de eso, ¿Por qué decidiste ser doctora? Nunca te lo pregunté, debiste pensar que verías casos así.
- Quería demostrar que podía hacer esto, al pasar el tiempo se volvió una obsesión terminar medicina.
- ¿y la vocación?
- Eso no es lo mío, aunque tenía envidia de las personas que podían estudiar lo que quisieran porque se arriesgaban a hacerlo. Yo quiero hacer cosas grandes, vivir la vida viajando y no preocupándome por nada.
En ese momento llega la enfermera hasta nosotros, para informarnos si había encontrado algún objeto de la chica.
Estábamos en la habitación de la niña operada planeando como rayos podíamos identificarla, si alguien la buscaba desesperado en algún lugar.
- No llegó con nada, ni siquiera un bolso- agrega la enfermera- llamamos a la fonoaudióloga Martínez para que viniera mañana.
- Debe dormir, aunque no sé si dejarla sola, puede alterarse y...
- Ahora anda a tu casa, descansa- le doy mis típicas palmadas en la espalda.
- Quiero verla un rato más
Y como no me quería escuchar, la deje.
El hospital estaba repleto, más de adultos mayores. Antes mi mayor reto era quedarme despierto (nivel casi completado), tenía que tener paciencia con algunos pacientes (y mira que he aguantado a cada persona), aprenderme el nombre de las enfermeras (creo que completado), que sistema ocupaban y ya llevando un año y medio en esto, te acostumbras.
Termino de turno, listo.
Tomo un taxi directo a casa, deseando no quedarme dormido. La cabeza me daba vueltas y eso significaba futuros problemas, algo así como un mal presentimiento.
Suena mi celular.
- Buenos días- no quería pelear a esta hora con ella.
- Héctor, tu hija no quiere ir al jardín- responde Lidia- Dile algo, por favor.
- Pásamela- me divertía este tipo de situaciones.
Escuchaba como Lidia le decía a mi hija que tenía que responder o se iba a enojar.
- ¿Hola?- una voz tímida y con miedo a ser regañada me contesta.
- ¿Y tú? Pensé que ya estabas en el trabajo- me burlo.
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Cambia lo que quieras
Ficção Científica- Ella solo quería amor, no lo recibió cuando nació y mucho menos ahora. Y peor aún, estamos haciendo que ella desconfié aun más de nosotros- La doctora María Nathalia tenía razón, aunque en mi cabeza sentía que no todo estaba perdido para ella. Ten...