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-No sé, Nico.
-¡Dale! Si no te van a decir ni wea.
Manuel estaba nervioso, no sabía muy bien si ir o no ir a la fiesta que estaban haciendo los amigos del Nico (por no decirle los comunachos, como les decía su madre).
Su mamá le decía, incluso, no juntarse con el Nico por sus preferencias políticas.
No te metas en problemas, Manuel, te he dicho.
Y esto catalogaba a la perfección como problemas, y de los grandes.

La fiesta empezaba tarde, luego del toque de queda. Ya empezaba todo mal.
Quería ir, pero estaba entre espada y pared.

-Ya, pero ¿seguro que no me van a decir nada? -refiriéndose más a los amigos de Nicolás que a los milicos.

No es que no les tuviera miedo, porque vaya que sí les temía. Pero tenía la leve esperanza que si los pillaban iba a decir una pequeña coartada, pero rezaba a los dioses que no fuera así.

-Sí, sí, sí. Cachai que, la casa está súper cerca de la mía. Pasamos piola escondidos.

-Dale.

uwu

GolpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora