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Tenía miedo de tan solo respirar, como si su vida dependiera del sigilo.

Y es que era así, por lo menos, desde que salieron de la casa de Nicolás había visto pasar tres camiones, unos gritos (que prefiere olvidar) lejanos y llantos ahogados de algún niño.

Ugh, ¿quizás debió haberle hecho caso a su mamá? Estaba que se cagaba.

-Nico -susurró apenas, temiendo de siquiera escucharse a sí mismo-. ¿Falta mucho?

-No, es por-

Unos zapatazos, botas de combate, les alborotó los sentidos. Si no mal escuchaba, era uno. Armado.

Miró al Nico, con las medias pepas, igual que él.
Nicolás solo le hacía el gesto de silencio con su dedo índice sobre sus labios.

Asintió, frenético, tapándose a sí mismo la boca con las manos.

Mientras los pasos más se acercaban, el sudor de sus frentes parecía no acabar.

-¡BARRAZA! -una puerta abriéndose (si es que no se partió) estrepitosamente-. Vamo'.

Los gritos de una mujer no tardaron. Aún ellos, escondidos agachados tras arbustos, podían deducir que estaba pasando.

Se estaban llevando a alguien.

-¡Sueltenlo! -ella estaba en el marco de la puerta, los sollozos infantiles provenían de esa casa.

Madre e hija veían como a su marido/padre era detenido.

Ni Manuel, menos Nicolás se atrevieron a asomar. Menos cuando todo se podía deducir de tan solo escuchar.

Cuando los militares se fueron, el silencio parecía sepulcral. Manuel se atrevió a ver, preocupado.

La calle parecía desolada, como si en realidad nada hace un rato hubiera pasado.

-Manu, vamos. -parecía broma, de las malas.

_ノ乙(、ン、)_

No estaban tan lejos de lo que pensaba. En menos de un minuto ya estaban entrando por una puerta trasera entreabierta.

La verdad es que a Manuel no le dio buena espina, primero porque la fiesta empezaba muuuuucho después del toque y segundo que la casa parecía abandonada.

-¿Estai seguro que es acá?

-Sí, si ya he veni'o antes.

Le creyó, con la familiaridad que caminaba por lo que parecían escaleras descendentes.

Tras otra puerta, un sotano con apenas luz y música tenue de alguna radio.
De pronto, el sudor frío que sentía por la espalda se alteró. El calor reinaba entre esas cuatro paredes, tanta gente alborotada bailando y bebiendo.

¿Podía ser? Era como si de un momento al otro estuviera ciego.

Se escuchaban risas y gente bailar. De algún modo se sentía fuera de lugar.
Uhg, ¿qué se supone que deba hacer?

Cuando apenas cruzó por su mente preguntarle al Nico si es que (por favor) podían irse, o al menos que no lo dejara solo, ya se había ido.

Solo, ¡estaba solo entre tanto desconocido! ¡AAAHGG!

Sorry por la demora u.u pero habra recompensa e.e kdnfncn
Muchas gracias por las estrellas, comentarios, leídas y tODO en mi ausencia y y y espero que sigan leshendo. u.u les ama io. ❤❤❤

GolpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora