Capítulo 4

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Por las noches me era casi imposible conciliar el sueño y optaba por utilizar ese tiempo en algo productivo. Intentar unir los cabos sueltos de toda la información que se había obtenido sobre el asesino y sus víctimas para poder dar con el responsable. Analizando cada uno de los puntos que se conocían. Pero no había nada, ni una señal o marca que me guiara a un posible sospechoso. Sin un cuerpo de evidencia, todo se volvía más difícil. Era como buscar una aguja en un pajar.

Los días pasaban y la solución al problema del reino no llegaba. Por otro lado, Valien había comenzado a traer la poca información que lograba conseguir sobre Eiliv gracias a su doncella personal, pero nada importante, sólo era pequeñas acciones o conductas que tenía. Por ejemplo, al parecer le gustaba estar en silencio la mayor parte del día y su doncella en un inicio pensó que era muda. Aunque era gracioso escuchar esa clase de anécdotas. Ciertamente no sabía nada relevante. De dónde era, o cómo había llegado.

Le pedí a Valien que siguiera investigando por diferentes medios, sólo un poco más. Sabía que no encontraría mucho, pero, bueno, uno nunca sabe cuándo podría estar de locuaz con algún empleado. Parecía que la única forma de saber lo que quería, seria hablando con ella, conocerla a la antigua.

Comencé por intentar toparme con ella para hablar, pero su actitud no era diferente. Siempre era cortante con las palabras e incluso me decía que era un fastidio. Y quizás lo era.

Un día caminando por los pasillos, no me percaté por donde andaba, hasta que me topé con Eiliv quien salía de una habitación con uno libros y cuadernos en mano.

Chasqueó la lengua cuando uno se le cayó.

—Permíteme ayudarte —tomé el libro del suelo y después los que ella cargaba.

—Si eso quieres —respondió cerrando la puerta.

—¿Y a donde te dirigías? —pregunté comenzando a seguirla, pero no obtuve respuesta— ¿Volveremos al punto inicial donde no hablará?

—¿Por qué la insistencia de entablar conversaciones conmigo? Tiene a demasiadas damas detrás de usted y prefiere perder su tiempo intentando hacerme hablar.

—Bueno... —por unos instantes me quedé asombrado de sus palabras, era la primera oración larga que escuchaba de su parte— ellas son diferentes. Tú eres poco usual y eso me llama la atención. Además ¿qué tiene de malo que quiera conocerte?

—Demasiadas cosas —se detuvo e intentó tomar los libros que yo cargaba.

—Te propongo un trato —dije levantando los libros fuera de su alcance.

—Habla.

—Si logro que rías o mínimo que sonrías, me vas a permitir conocerte, pero si no lo hago no vuelvo a molestarte. Te dejare en paz —había dicho esto teniendo en cuenta que perdería. Siempre tenía un rostro inexpresivo.

Lo hacía con la intención de tener un pretexto y así poder concentrarme en cosas que realmente importan. En serio quería conocerla, pero mis intentos por hacerlo me hacían que perdiera bastante tiempo con ella, en lugar de investigar los problemas actuales del reino.

—Inténtalo.

—Trato hecho, pero aun te acompañare a dejar estos libros.

Sin decir nada más de nuevo comenzó su andar.

—Después de dejar los libros ¿Te gustaría acompañarme a las perreras? —cuestioné sonriente.

—¿Para qué querría ir? —respondió sin detener su andar.

—Vamos, sé que te gustan los perros, muy seguido estas ahí —comenté recordando la gran cantidad de veces que la había visto en ese lugar, donde la espiaba esperando hiciera algo gracioso o vergonzoso, pero nunca paso algo similar, sólo se limitaba a verlos y acariciarlos.

—¿Cómo lo sabes? —esta vez logré que se detuviera y me mirara como buscando algo.

—Ellos me lo dijeron —mentí señalando a un guardia que pasaba justo en ese momento.

Guardó silencio un momento.

—Tod... —iba a decir algo cuando alguien más la interrumpió.

—¡¡Kristoff!! —era el grito de una mujer, y reconocería esa voz en cualquier lugar.

—¿Qué ocurre madre? —pregunté mirando sobre mi hombro con desánimo.

—¿Por qué no me has dicho nada? Soy tu madre, debiste decirme a mí también —caminaba por el pasillo con desespero, como si su vida dependiera de ello.

Entre más se aproximaba mi temor crecía más, era una vieja sensación que a la fecha seguía presentando cuando se acercaba de dicha manera.

—¿No le dije qué? ¿De qué habla madre? —pregunté desconcertado y a la espera de alguna mala noticia inventada por ella.

—Que estás enamorado, mi niño —comentó con tono enternecedor tomando una de mis mejillas—. Soy tu madre y es tu deber decirme todo —dijo cambiando a un tono serio y cruzando los brazos.

—No estoy enamorado, y está claro que no le contaré todo lo que haga —contesté, parecía que a mi madre se le da bastante bien dejarme en ridículo.

—Claro que me contaras todo, incluso hasta eso que estás pensando. Ten en cuenta que quiero saber si haces un buen trabajo creando a mis hermosos nietos.

En ese momento no sé qué me controlaba, el enojo o la vergüenza. Y para sorpresa mía, por primera vez escuché la risa de Eiliv, a pesar de que se trataba de contener su risa salía a flote.

Gracias a las ocurrencias de mi madre había ganado la apuesta que minutos antes había hecho.

—Si me disculpan me retiraré —inclinó la cabeza en forma de despedida e intentó alejarse conteniendo la risa.

—Luego hablamos madre, tengo demasiado trabajo por el momento—dije intentando parecer indiferente a su comentario, pero juraría que estaba totalmente colorado del rostro.

Esta forma de ser era por lo que aún le sigo temiendo. Para ser una reina, solía hablar más de lo debido. Aunque siempre decía estar orgullosa de esa actitud, la cual había sido la causa para que mi padre se enamorara de ella.

Seguido me repetía una frase que sólo fui capaz de entender hasta que conocí a Eiliv.

'La belleza única comúnmente suele ser ignorada, siendo que su valor es equivalente a mil bellezas comunes'.

Y con aquellas palabras repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, emprendí mi camino detrás de Eiliv.

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Se me ocurrió crear un tablero en mi cuenta de Pinterest, donde estaré subiendo imágenes de los personajes que vayan apareciendo; para que tengan una mejor idea de como son en mi mente.(Aun así ya están las imágenes de algunos en los capítulos)

Link del tablero:

https://www.pinterest.com/hidari_sama/los-beltzas/

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