Nueve lagrimas en sus ojos #1

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Capítulo 5

T.

El frío que sale del aire acondicionado diagonal a mi, recorre mi nuca haciendo que mis vellos se ericen, la radio en un volumen bajo es el único sonido que hay en el lugar, -sin contar el zumbido del motor-, el olor delicado a flores que impregna mi nariz proveniente del cabello de la chica que llevó en mis brazos hace que me relaje en el asiento trasero del auto del mayordomo de la tía Betty. Me gustaría saber que sucede. Desde que Nelly tuvo ese desmayo en la entrada del parque no he dejado de sostenerla firmemente en mis brazos, a veces siento como su cuerpo se agita intentando recuperar la respiración pérdida. Le pregunto que le pasa pero sólo me da como respuesta una negación con su cabeza mientras disimuladamente limpia sus lágrimas con mi camisa y oculta su rostro en mi cuello.

Albert se detiene frente a la casa de la tía Betty y apaga el motor, me mira a través del retrovisor mientras acaricia con resignación el volante y deja caer los hombros con exageración. Le solté una mirada fulminante y observé con detenimiento a Nelly quien respiraba lentamente en mi pecho, se ha quedado dormida. Gracias a que sus músculos se han relajado y ya no muestra esfuerzos por ocultarse puedo verla con detalle analizando sus facciones que en el momento de estar despierta logra endurecer dándole un aura de chica fría y cruel. La ternura que la rodea estando en profundo sueño, comparada con esa aura que demuestra frente a todo el mundo, es tan impresionante que no puedes creerlo, hasta llegarías a pensar que se trata de dos personas totalmente distintas. Le retiro un mechón rubio estacionado sobre su rostro sin evitar acariciarle la frente, haciéndolo detenidamente a propósito con la excusa de poder sentir su impecable y suave piel. Parece una niña frágil que se oculta de sombras que quieren hacerle daño, su pequeña nariz enrojecida por el llanto le da un toque de debilidad aún más fuerte, sus ojos cerrados hacen dar la impresión de que esta muerta y es por el motivo de que su pecho se mueve con mucha delicadeza lo que me da el alivio de saber que sigue con vida.

Viéndola de este modo me hace querer abrazarla hasta nunca volver a soltarla. Y es ahí donde me doy cuenta de lo ridículo que soy al ver que no es ella a quien quiero abrazar, que cuando creí que al fin sentía algo por alguien más, aún en lo más minimo y cree ese pequeño pero pasajero poema la otra noche se lo estaba dirigiendo a Nelly... Pero no es así. Su parecido es exacto. Bueno, exagero. Nelly tiene ciertas diferencias. Sin embargo, no puedo evitar compararla con el fantasma de esa chica que en cierto tiempo me quitó el sueño, me hizo la persona más feliz y a la vez más triste de este extraño mundo. Y que ahora, justo ahora, disfruta de su libre vida mientras yo aquí, como un idiota, la revivo a través de la imagen de una chica que hace poco conocí. La nostalgia me invade, a tal punto que me comienza a fastidiar la presencia de Nelly y de Albert cerca de mi, a pesar de que ellos no tienen que ver en nada. Esa típica sensación de querer estar sólo nada más para dejar salir mis penas se instala en mi mente y es en ese entonces en el que desearía haberme negado categóricamente a la petición de mi madre sólo por la cobarde razón de no dejar que esta situación se presentara.

Al ver que me he quedado callado durante cierto tiempo, Albert decide acabar con el silencio preguntando:

-¿Qué piensa hacer señor Anderson? -Me mira por el retrovisor. Su pregunta me causa gracia, ya que esas mismas palabras aparecen en la película La Matrix que, aunque no sea mi película favorita, no he podido evitar verla cada que la pasan por el televisor. Y pensar que podría ser descendiente del personaje principal sólo por el hecho de tener su apellido me parece divertido. Me resigno a alzar los hombros en respuesta haciendo que la cabeza de Nelly se mueva. Sin poder pensar en una solución a todo esto, bajo del auto junto con Nelly y camino hacia la entrada formulando una explicación que darle a mi tía sobre porque llevó una chica dormida en mis brazos en esos pequeños segundos en los que ella me deja hablar antes de acusarme de haberla raptado. Porque sé que eso es lo primero que se le vendrá a la cabeza.

Can You Be My Nightingale?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora