Aquel bosque era hermoso; los árboles tupidos de hojas verdes que dejaban pasar ligeramente la luz del sol; el césped rociado por la brisa y con los brotes de las primeras flores de primavera; el olor a humedad por la mañana.
Casi mágico.
Wonwoo dejó de admirar su alrededor para concentrarse en sí mismo; vestía unos jeans azules y un suéter rosa pálido.
— Hyung.
Sintió como alguien tomaba su mano, entrelazándola con sus dedos, una mano ligeramente más grande y de piel más obscura en contraste con la suya. Alzó la mirada, siguiendo el recorrido de la mano, encontrando la linda sonrisa de Mingyu que asomaba uno de sus colmillos.
El más alto vestía exactamente las mismas prendas que Wonwoo, y en la mano que no sujetaba la suya, tenía una cesta como la de los cuentos de hadas, cubierta con un mantel de cuadros azul.
— ¿Vamos? —Preguntó, y comenzó a caminar dentro del bosque arrastrando a Wonwoo con él.
¿Cómo habían llegado ahí? No lo sabía. ¿Por qué vestían la misma ropa? Tampoco lo sabía. ¿A dónde iban? No tenía ni idea. Pero sí sabía varias cosas; como que le encantaba la manera en que su mano encajaba con la de Mingyu, o que la sonrisa del de cabellos azules era la más bonita que había visto después de la de su madre.
Sabía que no tenía miedo de a dónde se dirigían si Mingyu estaba con él y sabía que le gustaba su amigo.
Después de unos minutos — ¿o fueron horas? —, llegaron a un prado alejado del follaje de los árboles. Mingyu tendió el mantel azul sobre el verde pasto y se sentó sobre él. Esculcó en la canasta hasta dar con los emparedados y fijó su mirada chocolate sobre el azabache que seguía de pie frente a él.
— Siéntante —le invitó, tirando un poco de su mano. El mayor obedeció y tomó el sándwich que Mingyu le ofrecía—: Los hice para ti. Sé que amas los de mermelada de durazno y sin orillas.
Wonwoo sonrió enternecido y un tanto avergonzado. A él no le gustaban las cosas cursis como estas, pero, si se trataba de Kim Mingyu sería capaz hasta de vomitar unicornios bebés que cagan nutella.
— Wonwoo —el azabache sintió que se derretía, pocas eran las ocasiones que el menor lo llamaba por su nombre, y en sus labios ese sonido era tan agradable—. Wonwoo, quiero decirte algo... desde hace tiempo estoy sintiendo esto —se tomó el pecho, estrujando un poco sus ropas en la parte donde se encuentra el corazón— cuando te miro yo... creo que me...
¡Zaz!
Wonwoo saltó sobre su lugar por el estruendoso ruido de una mano chocando contra la mesa de su banca. Miró a la izquierda y después a la derecha. No había bosque ni sándwiches, solo un salón de clases. Una risita desde el frente lo alertó.
— ¿Por qué duermes cuando te toca limpiar, Wonie? —Preguntó Soonyoung con una escoba en manos y su sonrisa en la cara—. ¿Con qué soñabas que sonreías tanto?
El azabache giró la mirada y en el fondo lado del salón encontró a su amigo sentado en su escritorio, mirando a la ventana, con un suéter rosado encima.
— Con nada.
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Me gustas. [Meanie]
Fiksi PenggemarPorque Wonwoo jamás lo dijo en voz alta. Pero Mingyu lo sabía. Meanie | shortfic Portada por -exogen (ámenla<3)