Pesadilla.

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Soñé, soñé que en la oscuridad se levantaba una criatura que venía por mí. El pánico invadía mi cuerpo mientras mis pies no reaccionaban petrificados ante el monstruo mórbido que deseaba rasgar mi carne. Lo veía arrastrarse lentamente entre gemidos ahogados, su cuerpo cubierto de sangre y viseras las cuales las ratas del callejón rodeaban para devorar.

Venía por mí, no había duda de ello. En mi mano tenía un arma de fuego, sin embargo mis manos tampoco reaccionaban para jalar el gatillo. ¿Qué quería de mí? ¿Por qué ahora? Mi quijada no dejaba de tiritar, escuché un grito agudo que puso mi piel de gallina, aquella cosa se levantó con sus dos extremidades (Quizá alguna forma retorcida de pies) andando, viniendo, sintiendo, corría, se acercaba.

Cuando lo tenía de frente sentí su aliento caliente con olor a carne pútrida, en sus cavidades donde deberían situarse los ojos había una extraña llama. Mi rostro, aunque deseaba vomitar, no se perdía de un segundo de la extraña figura humanoide, sus garras atravesaron mi cuerpo, sentí el ardor, la adrenalina del peligro pero mi cuerpo aun así no reaccionó. Escuché sus gemidos más de cerca pero estos cada vez se volvían más claros, hasta que oí un leve susurro "Deseo mucho más de la sangre oscura derramada por una escoria vil y sin motivo de existir" De aquella cuenca vi a la gente que asesiné... vi su dolor... vi mi placer... vi... mi locura.

Levanté el arma y apunte a la cara de la criatura. Esta vez, el arma detonó. Cayó retorciéndose en el suelo, vi mi sangre escurrir por el suelo al caer de rodillas. Gateé hasta donde yacía la figura, sorprendida de lo que estaba ante mí, coloqué el arma en mi sien.

Aquella criatura que estaba tendida no era más que mi otro yo, la persona que tomaba mi locura y la expulsaba en forma de ira, el monstruo que amaba extraer la vida de otro ser. Riendo en mi propio nauseabundo estado me disparé.

Salté de la cama, el sudor corría por mi frente y mi respiración se agitaba cada vez más. ¡Demonios! No sé si fue una terrible pesadilla o una premonición a mi realidad, de igual forma, mi locura había pasado su límite.

Me levanté en busca de un vaso de agua que calmara mis nervios, estando en la cocina bebí lentamente mirando al vacío. Había pasado una semana desde la última vez que esa chica y yo habíamos entablado una conversación. Hasta hoy no había sucedido nada, eso quiere decir que la perra estaba cumpliendo su palabra, de igual modo yo no me quedaría de brazos cruzados esperando que sus labios me incriminaran.

Sonará algo desquiciado (En este punto todo en mí lo es) pero ser la asistente de Evan tenía sus ventajas. Sabía que lugares él y ella frecuentaban, sabía que le gustaba comer, incluso puedo decir que sé cada paso que ha dado en sus horas exactas. ¡Es divertido! Tengo a esa en mis manos y posiblemente no se haya dado cuenta. Algo que me ha llamado la atención, es un movimiento exacto que hace cada tres días, va a la farmacia. No sé qué es lo que en realidad hace allí, pero posiblemente mañana le saque información a Adele, si esa chica intentaba ser mi amiga por lo menos que sirva de algo.

Volví a la cama, no podía cerrar los ojos de nuevo así que tomé mi celular y abrí la galería. Busqué la foto que le había tomado a Evan, ¡Durmiendo es tan guapo! Por supuesto me quedé observándola hasta que amaneció.

Llegué antes que todos a la empresa, subí hasta mi puesto y acomodé mis cosas, acto seguido entré a la oficina del jefe. Había visto ayer antes de que ellos se fueran a Khate arrojar una factura a la papelera, como había salido con ellos no me dio tiempo de revisar que decía dentro de tal, así que la busqué esperando que el servicio de limpieza la haya dejado pasar, para mi dicha así fue. La encontré hecha una bolita casi al fondo del cesto pero al menos aún era legible.

Lo guardé en la bolsa de mi blusa y salí tratando de no hacer notar que alguien más estuvo aquí, Evan es algo delicado en esas cosas. Estando afuera, me senté a leer de qué se trataba, ­- "Metformina" - Musité, era algo realmente extraño jamás había oído algo igual. Lo había comprado en la misma farmacia de siempre ¿Será adicta a este fármaco? Sea lo que sea Adele me dirá, solo debo esperar.

Pasó una media hora para que el primer empleado llegara. Podía decir que nunca me había detenido a mirar quien más trabajaba para Evan y puesto que nadie me ha hablado tampoco era de mi incumbencia.

- ¿No es algo temprano como para que estés aquí? - Volteé al escuchar la voz masculina de un entrometido.

- ¿Es algo que debería importarte? -Escupí.

- Supongo que no, pero es extraño ver a alguien aparte de mí a esta hora. - El chico era atractivo, algo joven para trabajar en una empresa tan seria, su nombre era Adam según el gafete que llevaba.

- Debería importarte menos y trabajar más ­ - Le arqueé mi ceja derecha.

- ¡Sin duda! Por eso estoy aquí aún me falta papeleo por hacer, por cierto yo me encargo de la informática del lugar - Estiró su mano hacia mí.

- Me parece bien, quizá algún día me pase por tu oficina. ­ ­- Podría servirme de algo si puede averiguar ciertas cosas para mí, tomé su mano y seguí el gesto.

- Sería todo un placer que la mimada del jefe viniera a supervisarme - Se burló. Lo miré molesta pero traté de disimular.

- Supongo que tu puesto podría verse en peligro si le hablas así a un superior, sobre todo si puede tener mucha influencia con el dueño de la empresa, ¿No crees? - El tipo se acomodó la corbata nervioso.

- Yo espero que sea tomado como una broma - Musitó.

- Tranquilo - Le acaricié el hombro - Si te vas ahora y me ayudas con unas cositas después, puede que sea olvidado ¿Cierto?

- Tiene toda la razón señorita, disculpe usted la intromisión. - Diciendo esto se retiró al instante. ­-Estúpido - Pensé.

Unos diez minutos más tarde Adele apareció, después de que ella se sentara en su lugar fui en busca de alguna respuesta.

- ¡Buen Día! - Le sonreí.

- ¡Hey! Es un milagro que estés temprano por acá.

- Papeleo, tú sabes, mantener el orden.

- ¡Ja! Claro.

- Debo preguntarte algo entre nosotras, tú sabes sobre Khate.

- Últimamente estas muy obsesionada con ella eh.

- Para nada, solo que es la hermana de Evan y me da curiosidad.

- Dime, no hay nada de ella que no sepa.

- Perfecto, ¿Sabes si es adicta a algo?

- ¿Adicta? ¿A qué te refieres?

- No lo sé, drogas, comida, algún medicamento.

- Pues no, bueno si usa uno muy a menudo, no recuerdo el nombre ahora pero... sé que es diabética grado dos.

- ¿Usa medicamentos?

- Sí, bastantes he insulina. - No pude evitar no sonreír al oír eso, al fin una debilidad.

- ¡Oh, debo tener cuidado cuando llevo su comida! - Dije fingiendo preocupación - No queremos que por un descuido pase algo.

- Eres tan dulce Clare ­ -Sonrió.

- Debo volver al trabajo - Me despedí - Nos vemos en el almuerzo.

Al llegar a mi lugar encendí mi computadora, busqué bastante información sobre el tema.

-Ahora que sé bastante sobre ti querida, vas a ver que no siempre se puede jugar con la gente nueva -Sonreí a la vez que Evan llegaba al vestíbulo.


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Gracias por seguir mi historia, a la vez por tenerme tanta paciencia.

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Nos vemos en el siguiente capitulo :)


Psicótica Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora