Persona Inesperada.

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Su departamento olía bien, sabía que venir aquí me calmaría, con solo mirarlo las voces en mi cabeza se callaban para escucharlo. Evan cerró la puerta y me hizo pasar a la sala.

- Es algo tarde para que las chicas como tú salgan a estas horas- me reprendió.

- Supongo que sí - le contesté - Me sentí un poco aturdida así que salí por aire y bueno terminé aquí.

- De igual manera es bueno no tener que cenar solo, ¿Me harías el honor de acompañarme?

- Sería todo un gusto, además como decir que no cuando huele tan bien.

Sonrió de esa manera única en la que solo él sabía hacerlo, sabía que no importaba lo que pasase yo siempre estaría enamorada de su encanto, de su forma de ser y la manera que me trataba aunque muy en el fondo siempre pensaba que no me lo merecía. Yo era una marginada, ahora una asesina, nada ni nadie podría hacerme pensar diferente de ello.

Caminé hasta la cocina, Evan se mantenía de cuclillas mientras yo apreciaba su trasero en esos pantalones de satén. Su ropa siempre dejaba notar sus horas en el gimnasio.

Levantó la bandeja que había sacado del horno y la puso sobre el desayunador: - Pato a la naranja mi lady - Me dijo haciendo una reverencia un poco extraña.

- ¡Suena bien! - Le contesté haciendo exactamente el mismo gesto que él me había dedicado hace unos segundos.

- Solo luce bien en mi - se burló

Tomó lo que había en la bandeja y lo pasó a un plato ovalado que colocó en el comedor para luego servir la mesa.

- ¿Comes o también te empezaras a sentir mal y huirás?

- ¿Eso es sarcasmo,Evan? - Le dije riendo, jamás había escuchado algo así de él.

Tomó la silla y la corrió para que yo me sentara. Cuando lo hice me acercó a la mesa y fue por una última cosa que le faltaba según entendí.

- Alenza tinto gran reserva, cosecha del 2001- Decía poniendo el vino en la mesa despúes de leer la etiqueta.

- Todos los vinos son iguales - Refunfuñé

- No todos Clare, existen muchos sabores. A mi gusto, entre más añejo el vino mejor sabor torna este.

Puse mis ojos en blanco y luego volví a mirarlo. Tomé un poco de todo lo que había puesto en la mesa justo en mi plato, al cabo llevaba todo el día sin comer. El me miró con una expresión gustosa mientras me atragantaba con el pato.

- ¿¡Tenías hambre eh!? - Se burló

Asentí y seguí en lo mio. Después de la cena nos sentamos en el sofá, estaba bastante cómodo y Evan no dejaba de darme vino, algo que está mal hecho puesto que el licor invade mi sistema muy rápido. Cuando estuve bastante alcoholizada mi mente comenzó a trabajar menos y mi boca más.

- Dime que me quieres Evan - Me acerqué bastante a su rostro para poder oír bien la respuesta.

- Creo... Que no te hubiese sacado de donde estabas si no sintiera al menos empatía hacía ti. - Me dijo mientras corría mi cabello hacia atrás de mi oreja.

- Bien... ¡Hice lo correcto! - Mi boca se soltó.

- ¿Correcto de qué? - Me preguntó interesado. A este paso, terminaría diciéndole lo que había hecho, no lo quería perder, no quería que pensara que era un monstruo así que mentí a como pude.

- Al venir aquí - Le dije.

- Un rato de compañía le hace bien a cualquiera - Escuché su voz al fondo y después todo se volvió negro.

Psicótica Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora