Cap. 45

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James, esa mañana despertó agitado, su respiración se normalizaba a la vez que se daba cuenta que todo había sido una pesadilla, ¡Joder que fea pesadilla!, bueno nunca habían existido pesadillas lindas -Mierda -se dijo a si mismo.

Se levantó de la cama, y pudo notar la presencia de otra persona en su habitación, era Kaley que estaba en un diminuto pijama rosa ¿Que hacía ahí?

—¿Sucede algo Ka? -le preguntó, mirandola con los ojos somnolientos, la rubia lo miró de arriba hacia abajo y se mordió el labio.

<Por que tienes que estar tan bueno primo>, pensó ella. James se dio cuenta que lo miraba detalladamente, y bajó la mirada sonrojado, ¡Estaba en boxers! y tenía una leve erección matutina. Se sintió bastante avergonzado y se tapó rápidamente aquella zona con una almohada- Lo...lo siento.

—Como si no hubiese visto alguna jamás en la vida -rió y se sentó en su cama- Pero bueno no te preocupes.

—Repito ¿sucede algo? -la miró.

—Si bueno, estabas hablando fuerte, gemías raro y bueno vine a ver que sucedía -se encogió de hombros- ¿Tenías una pesadilla? -preguntó.

—Si creo -se encogió de hombros- Pero ya se me ha olvidado -levantó un poco la almohada que sostenía y aún estaba en problemas, pero la erección ya debía bajar, así que no se preocupo. Levantó la mirada y Kaley le sonreía, varios mechones de cabello le caían por el rostro, ya que a penas llevaba una coleta desordenada, en breves segundos la inspecciono entera, llevaba una polera corta de tirantes rosa pálido y un short corto a su juego, su piel era completamente blanca y suave -por lo que podía notar- tenía buenas piernas, largas y sensuales, y un pequeño tatuaje adornaba su pantorrilla. ¿Por que Kaley debía estar tan buena?

—¿Te gusta mi tatuaje? -levantó la mirada, y se encontró con los ojos de su prima, que lo miraban profundamente- Si lo miras de frente dice fé, pero si lo das vuelta dice confiar -volvió a sonreirle- Es lindo.

—Y significativo -se sacó la almohada sin el menor pudor- ¿Que hora es? ¿donde esta mi madre? -avanzó por la habitación buscando su ropa.

—Son como las doce del medio dia y Kathy salió a la florería -le dijo la rubia, mientras lo veía caminar de un lado a otro- James, ¿vamos a ir a la playa?

—Eh si -paró su busqueda y la miró- Arréglate por mientras, yo te digo cuando nos vamos.

—Esta bien -se paró de la cama- Me avisas -dicho esto salió de la habitación y el no pudo evitar mirarle el trasero.

Negó con su cabeza ante los pensamientos pervertidos que pasaban por su mente <es tu prima> y siguió buscando ropa, entre todo el desorden que mantenía en su habitación.

Amaba estar con su ropa, y no usar nunca más la de chica, amaba poder usar pantalones anchos, sus poleras, sus comodos boxers, amaba la vida de hombre.

Una vez vestido, miró a su alrededor y sonrió a la nada, una sonrisa sincera, la habitación no tenía ningún rastro de su ex novia. Había quitado las pocas fotos -que aún quedaban-de las paredes, había guardado sus regalos en una bolsa, junto a muchos recuerdos de aquella relación, y la bolsa había sido quemada en conjunto con la bolsa que había hecho Roberto de los recuerdos de su ex novia, y acompañado de unos malvaviscos y unas cervezas, había pasado una gran velada. -Los malos recuerdos se entierran -le había dicho Roberto, al encender la pequeña fogata en la playa- O se queman.

—¿Y los buenos?, ¿que se hacen con los buenos? -le había preguntado James, frente a él, mientras veía como el fuego se fundía y se agrandaba cada vez más.

Instituto de chicas- James Maslow y tú &quot;Adaptada&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora