Cap. 32

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Acabó su tercera cerveza, y se dirigió hacia donde todos estaban bailando, había mucha gente y se lo estaba pasando genial. Aspiró la brisa del mar combinado con el olor a cigarro y comenzó a bailar, al ritmo de la música electrónica.

Unas manos la tomaron por la cintura, y ella sonrió al ver a un chico muy guapo tras ella. Se dio media vuelta y le sonrió, mientras lo tomaba del cuello para bailar mejor.

El chico, la tomó firmemente por la cintura y comenzó a acariciarla, sobre su corta polera negra. Lo miró a los ojos, y se quedó embobada mirando los ojos café del chico.

La música cambio y ellos siguieron bailando. Sintió la caricia proveniente de una mano, sobre su trasero y luego la otra.

—Travieso -susurró de nuevo sonriendo, y él la apretó más contra su cuerpo. El rostro de él, comenzó a acercársele y ella supo lo que seguía.

Comenzó a besarlo rápidamente, hasta que sucedió.

A su mente, nuevamente llegó James. El rubio le sonreía, y luego la abrazaba por la cintura, le decía que era hermosa, y luego la besaba de nuevo.

Se separó de golpe y abrió los ojos, topándose con ¿James?

—No puede ser -susurró para sí misma, y sacudió su cabeza lentamente. Volvió a mirar al frente, y el chico con el que bailaba recién la miraba extraño- ¡Lo siento! -exclamó y se escabulló rápidamente de ahí.

Comenzó a correr confundida, y se alejó del gentío. La música casi ni se oía, y trató de calmar la respiración.

Había ido ahí a olvidarse de James, pero ¡No le había resultado!

—Mierda -susurró y se sentó en la arena, cerca de la calle. Pocos autos transitaban por la carretera, como para tomar un taxi. Debía esperar a Phill pero por ahora no quería volver a la fiesta.

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Le dolían los malditos pies, y tuvo el deseo de arrancarse los zapatos, pero se resistió.

Llevaba aproximadamente media hora caminando y estaba cansado. Muy a lo lejos, divisó luces y mucha gente, por lo que supuso que una fiesta se estaría celebrando al aire libre, quizás ahí alguien le dijera donde conseguir un taxi. Comenzó a caminar más lento, para apaciguar la molestia en los pies, y se fijó en el mar que apenas se veía en la noche.

Una figura de mujer, se le hizo conocida a medida que avanzaba. Una chica estaba sentada en la arena, muy cerca de la calle, por donde el transitaba. Tal vez ella pudiera ayudarle.

Se acercó mucho más, y le habló

—Señorita podría decirme, donde puedo -la chica se dio vuelta y el aguantó la respiración unos segundos- Tomar un taxi -dijo finalmente

— James -susurró______.

Quizá el deseo si se le cumpliera.

Una suave exclamación, se escapó de su boca, y fue apenas audible para ella. ¿Sería el efecto de la cerveza?, o ¿en verdad estaba viendo a James?

Quiso creer que no era él, que ya se estaba volviendo loca, que la cerveza le había afectado, pero no, James estaba frente a ella, mirándola extrañado al igual que ella lo hacía con él.

¿Era el destino que estaba tratando de decirle algo? Porque no era común que hubiera estado evitando el tema de James todo el día, para que al final de la noche se lo encontrara en una playa casi desierta.

Luego de mirarlo unos segundos más, se paró de la arena, sacudiéndose y suspiró

—¿Qué haces aquí? -su tono había sido amable, cosa que sorprendió bastante al castaño- Digo, se me hace extraño que estés aquí.

Instituto de chicas- James Maslow y tú "Adaptada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora