Capitulo 4

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Draco nunca creyó extrañar tanto transformaciones. Sentado frente al armario, en la sala multipropositos, rodeado de objetos inservibles, consideraba que el examen de transformación de loro a silla sonaba encantador. Odiaba esta tarea. Su odio le hacía no querer completarla pero el temor a su padre y a vold.... No. Su padre le había insertado tanto temor a la promunciacion al azar del nombre que ya no podía pensarlo. Lo llamaría lord o innombrable. Si, Draco se odiaba.

El brazo le dolía. Sentado en el gran comedor su cuerpo temblaba violentamente, tratando de ignorar el dolor.  Es curioso. La única ventaja que Draco encontró de tener a Lucius Malfoy como padre es que pocas cosas eran capaces de causarle dolor. Lamentablemente la marca estaba diseñada para que los que no acudieran al llamado sintieran dolor. La vida es muy injusta.
Otra vez no probó bocado. Tenía el estomago revuelto. El armario no estaba funcionando. Llevaba semanas intentando y no lograba nada. Necesitaba otras ideas. El día anterior le había llegado una lechuza de su padre. No había sido muy alentador.

Falto a todas las clases el resto de la semana. Blaise y Pansy le traían los deberes y el entregaba la mitad. Iba a rendir los exámenes importantes y lograba tener aprobadas las asignaturas. Pero igual no se salvaba de los castigos de varios profesores, en especial los que su máscara había causado que lo odien. Cuando Mcgonadal lo castigó por no entregar un ensayo volvió a recibir una lechuza de su padre. La presión, la ansiedad y el miedo lo hicieron embrujar el collar. Fue un plan muy estupido pero una pequeña parte de él creía que iba a funcionar. Y otra no quería que lo haga.
Nadie podía probar que ha la sido el, pero tenía a potter detrás como un elfo domestico. Pansy y Blaise trataban de ayudarlo pero el rubio se desesperaba al tenerlos cerca. No era justo para ellos tener un amigo como el.

Le había prometido a Pansy el año anterior que iba a parar y por siete meses cumplió esa promesa. Pero sentado a medianoche en el piso del baño de Mirtle la llorona tuvo que romperla. Ya no aguantaba más. Cuando tanto dolor se haya en tu interior necesito salir de alguna forma. Así que tomó su varita y uso el hechizo que Pansy le había hecho prometer no volver a usar. Mientras la sangre bajaba por sus muñecas hasta la rejilla, ni una lágrima se escapó de sus ojos.

- Estas muy delgado- Pansy le susurró mientras Blaise, luego de levantarse del sillón, en la sala común, estaba en el baño.
- Gracias. Mi figura es muy importante para mí.
- Draco no es gracioso- le regañó- ya te vi consumirte una vez no quiero que pase de nuevo por algo tanto tonto como saltarse comidas- ella no tenía idea- entiendo que estás muy estresado y no puedo imaginar cómo te estás sintiendo pero al menos tenes que ir al desayuno.
- ¿Acaso vas a creer esa mentira muggle de que es la comida más importante del día?
- No. Pero voy a creer que es en la que puedo vigilarte.
- No soy un niño.
- Lo sé.
- No necesito cuidados.
- Pero eso hacemos Drac, Blaise y yo nos preocupamos porque te amamos, no por qué lo necesitas o por qué nos sentimos obligados.

En ese momento Blaise volvió a aparecer.  Ocupó su puesto junto al rubio y siguió traduciendo un pergamino para runas. Sin tener idea de la charla que sus amigos tuvieron minutos antes.

Navidad se acercaba. El tenía que volver. Su padre nunca lo quería cerca, y Draco estaba muy bien con eso, pero ese año todo era distinto. El tenía que asegurarse de que Draco estaba haciendo su trabajo. Entonces lo iba a ser tener una charla motivación al con su tía, Bellatrix. Draco había tenido una experiencia con ella en toda su vida y fue cuando quiso rechazar ser mortifago. Sus ideales no cambiaron pero si aprendió que siempre había alguien peor que su padre.

Tras La MascaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora