Capítulo 9: Sueños

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Mis ojos se abrieron para otro día, quizás mejor o peor que el anterior.

La luz se cola por la ventana mientras irrita mis ojos, a pesar del frío, tanto en el aire como en mi interior, puedo sentir una calidez un poco inusual.

Y mientras escucho como un tambor palpita en mi oído, estiro mis extremidades para darme cuenta que no estoy sola.

Levanto mi barbilla de lo que creía que era una almohada, y pestañeo varias veces dudando si lo que veo es cierto, lo recorro con la mirada hasta mi cintura, donde estaba apoyado su brazo izquierdo, y si, es cierto, y comienza a despertar por la claridad de la mañana.

Rápidamente vuelvo a mi posición inicial y cierro los ojos con más fuerza de la necesaria, básicamente, para evitarme un gran momento incómodo.

Siento sus movimientos iguales que los míos al darse cuenta de esta situación, un silencio incómodo se apodera de la habitación y realmente muero por saber qué estará pensando.

Mordí mi labio inferior para calmar mis nervios y abrí mi ojo izquierdo lentamente para comprobar que esté todo bajo control y pueda salir de la habitación, probablemente fingiendo que nada de esto pasó.

Pero me quedé atrapada mientras lo veía, estaba mirando el techo con una media sonrisa, arrugó su nariz y se llevó una mano al rostro para frotarse los ojos, volteó su cabeza hacia mi mientras suspiraba y rápidamente volví a cerrar los ojos.

Una pequeña pelea entre mi subconsciente y yo por saber si me vio o no se apodero de mi cabeza.

Comencé a escuchar ruidos en el pasillo, que claramente indicaban que los demás se habían levantado, y que no había posibilidad de que ninguno me vea salir de la habitación.

Inconscientemente moví un poco mis pies sobre la escasa manta que me cubría, pero no hubo respuesta de Dan, así que por segunda vez, abrí mi ojo izquierdo y dirigí mi mirada hacia su brazo, lo tomé delicadamente y lentamente lo fui retirando, cuando lo logré voltee hacia él. Estaba despierto; y estaba mirando lo que hacía.

Piensa piensa piensa.

Abrí mi boca, para decir algo que ni siquiera había pensado, pero unos golpes en la puerta me interrumpieron.

Me senté inconscientemente como una respuesta al peligro, y lo miré en busca de respuestas, pero él también estaba sentado, y me estaba mirando probablemente con la misma pregunta.

Al no contestar, la figura de Wayne abrió la puerta.

-Oh..-

-No es lo que estas pensando- contestó Dan rápidamente.

Él asintió lentamente con una mueca que demostraba que no le había creído.

Me levanté de repente y miré a Dan.

-Sabes, yo...-

-Oh.. si.. si- dijo entendiendo al instante.

Asentí dándole las gracias y caminé hacia Wayne con la cabeza cabizbaja.

Necesito una solución para esos silencios incómodos.

Es lo que somos (Dan reynolds)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora