Hoy era el día, me escaparía de la escuela, ¡Dios, ¿En que estaba pensando?! Mamá me mataría, bajaría mis calificaciones… todo el mundo se enteraría de que no fui a clases, ¡sería una mala chica! Está bien cálmate, no eres la primera persona que se vuela de clases, además es para salvar a una persona que te ha hecho feliz, está bien lo haré porque además de todo tengo que probarme a mi misma que soy capaz de ser un alma libre, si puedo.
Maya: ¿Lista ______?
Tú: no
Maya: ¡por favor amiga, hay un mundo allá afuera que quiere comprar muchos artículos con los cuales salvaremos a Hazza! ¿No quieres contribuir?
Tú: sí, pero debes entenderme…
Maya: supéralo, vamos.
Tú: está bien y ¿como nos volaremos? Sabes que mi mamá se asegura de que este en mi asiento, en el salón de clases, dentro de la escuela antes de irse.
Maya: Sí por eso nos iremos luego del timbre.
Tú: no lo sé.
Maya: saldrá bien, ¡confía!
Admito que eso era lo que más me asustaba: confiar en los planes de Maya, ella era muy inteligente pero a la hora de hacer algo ilegal o malo siempre la atrapaban. Al cabo de minutos, el primer timbre sonó. Sudaba frío. Me levanté de mi asiento y miré por el corredor para asegurarme de que la maestra no estuviese a punto de llegar al salón de clases. Despejado. Corrí hasta los baños, se suponía que allí debería ver a las chicas. Ninguna llegó. No lo podía creer, estaba tan enojada y fue ese mismo enojo el que me armó de valor para ir a la venta de garaje yo sola. Así lo hice. Tomé la bolsa donde estaban los artículos que venderíamos y la arrojé por la ventana y luego yo me lancé. Después de eso no hubo vuelta atrás.
Al llegar había una gran cantidad de gente. Acomodé todo lo mejor que pude para atraer a los clientes. Por alguna extraña razón nadie se acercaba. Pasaron horas, entonces recordé que Maya me había dicho que debíamos regresar para el último timbre, para que nadie notara que nos habíamos ido de la escuela y así me dispuse a recoger todo, mientras lo hacía un extraño muchacho, que llevaba puesto una capucha y lentes oscuros, miraba algo en la sección de cocina. Mi primer cliente, era muy raro y me daba un poco de miedo. Me estaba mirando y yo disimulaba que no lo hacía. Pero luego caminó hacia donde estaba yo. Algo extraño pasaba en él porque se afanaba en que no detallara su rostro. Raro.
Xx: hola
Tú: ¿Qué tal?
Xx: ¿Cuánto por esto?- me mostró una navaja.
Estaba helada, ese muchacho me mataría, pero había algo en él que me sonaba muy familiar, algo que me decía que era bueno y que ya lo conocía.
Tú: creo que no está en venta.
Xx: yo creo que sí
Tú: entonces son 20 dólares.
Xx: ¿Qué? ¿Acaso esto se empuña solo o qué?
Tú: bueno por si no viste el cartel…reúno fondos.
Xx: ¿para qué? ¿La asociación de niños fenómenos con cuatro pezones? No lo creo.
Me sorprendió mucho su tono grosero. Pero cada vez que lo detallaba más, más familiar me parecía. Era un chico muy apuesto de verdad y eso que sólo podía ver sus hermosos labios rosados, también pude notar que tenía rulos en su cabello y esa sonrisa, creo que ya la había visto antes y esa voz tan peculiar, era muy lento al hablar también. Se me hizo muy curioso el hecho de que mencionara los pezones, me hacía pensar en… ¡HARRY! Y entonces mi muy retrasado cerebro se dio cuenta de que ese chico podía ser Harry Styles, pero… ¿cómo? En ese preciso momento mi celular sonó. Era un mensaje de Maya: -¿dónde estás? El último timbre acaba de sonar, ¿Qué no escuchaste las noticias? Harry al parecer está libre.- Y ese mensaje respondió mi pregunta, como si a lo lejos Maya hubiese leído mis pensamientos. Entonces aquella voz me despertó de aquel momento.
Xx: mira niña no tengo mucho tiempo, necesito comprar esto, pero a ese precio no, no tengo tanto dinero ahora mismo.
Tú: ¿por qué te escondes?
Pude notar como el hermoso color rosado de su piel cambió a un blanco pálido.
Xx: ¿de qué estás hablando?
Tú: yo sé quien eres.
La verdad no estoy segura.
Xx: ¡claro que no!
Tú: Sí, tú eres Harry St…
En ese momento un gran escándalo arrasó en el lugar donde nos encontrábamos.
Xx: ¡escóndete, ahora!- me gritó muy afanado.
Por alguna razón lo obedecí en seguida. Corrí hacia unos arbustos y me oculté sin decir una sola palabra mientras por mi cabeza pasaban un millón de preguntas. ¿Era ese Harry Styles? ¿Qué será lo que estará pasando? Entonces decidí alzar un poco mi mirada para tratar de ver que era lo que ocurría. Entonces escuché.
Voz1: Vaya, vaya, vaya, hasta que al fin te encontramos.
Voz2: has sido la persona más difícil de encontrar.
Xx: pues… ¿dónde está mi premio?
Voz1: no te hagas el pendejo, ¡sube al auto, ahora!
Xx: les juro que no diré nada a la policía pero no me regresen a ese lugar por favor.
Voz1: ¡AL AUTO, AHORA!- gritó.
Voz2: ¿Qué no escuchaste? Al auto
¡No puede ser están secuestrando a un muchacho en frente de mis narices! ¡Probablemente a Harry Styles! ¿Qué se supone que haga? Mientras pensaba, podía escuchar como él pedía auxilio.
Xx: ¡Ayuda!
Voz1: ¿no ves que estás solo en esto?
Xx: no es así. Oye niña del garaje, llama a la policía y diles que estoy en…
Voz1 ¡Cállate! ¡Aquí no hay nadie!
Xx: estoy en…
En ese momento el hombre que hablaba con él sacó un arma y le apuntó al muchacho.
Voz1: así me gusta, calladito. ¿Dónde decías que estaba tu amiga?
Xx: no es mi amiga y no sé dónde está.
Voz1: contaré hasta tres para que puedas decirme donde está tu amiga del garaje.
¡Oh por Dios era yo!
Voz1: uno,…
Xx: NO LO SÉ
Voz1: dos,…
Xx: NO ME MATES
¡Dios, lo van a matar y todo por mi culpa!
Voz1: tres.
Lo siguiente que escuché fue un gran disparo. Mis lágrimas salían de mis ojos. Entonces empecé a alejarme a gachas, para que no me notaran, tenía que ir con la policía y avisar que habían matado a un chico pero entonces hice mucho ruido y uno de esos hombres me escuchó.