«CAPÍTULO 4»

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Llegamos en pocos minutos al colegio ¿Qué acaso la educación no se podía quedar en el otro continente? ¿No les alcanza con sacarme a mis amigos, que me mandan a la escuela en este lugar? Esto parecía como un castigo por todos los  graffitis que habíamos hecho con mi grupo, y ahora estaba pagando mi pena.

Un monstruoso edificio gótico  con letras grandes que decían 'St' Patrick High School' se me aproximaba, el cuál al parecer era el único privado en toda la ciudad y en el que solo con estos datos me di cuenta que era una reserva para idiotas que se creen superiores a los demás solo porque sus padres son importantes empresarios. En mi vieja escuela, una estatal, no me iba mal, según los profesores era rebelde, pero al fin y al cabo tenía la nota mas alta en mi grado. Y eso no iba a cambiar en este lugar. Era algo ''rebelde'', lo acepto, pero también acepto que era competitiva con respecto a las notas, al igual que lo iba a ser acá.  

Demás esta decir, que al ser algo MUCHO poco femenina, este uniforme para prostituta no me agradaba para nada, además de lo incómodo que se sentía.

Nunca estuve acostumbrada a tener halagos hacia mi persona, es decir los chicos no me veían como una 'chica sexy' sino que como el amigo que dominaba el skate con mucha destreza. Además esto se fue generando, ya que mi madre nunca tuvo tiempo para influenciarme con lo femenino, y me crié junto a niños. Solía vestirme con ropa algo masculina, y este disfraz definitivamente no era para nada masculino.

No-me-agrada.

Es por eso que traté de usarlo lo mas largo que daba el bordado, y apenas llegó a un dedo sobre la rodilla. Creí que seguía quedando corto, pero cuando visualicé a las demás chicas del instituto, supuse que en realidad había conseguido más de lo que esperaba de largo, porque esas chicas, o putas, usaban la pollera como ropa interior. Creo que si se te caía algo y mirabas para arriba podías verles hasta el alma, y eso seguramente era algo que hacían los fracasados que estaban atrás de esas. Entre unas tantas, noté que habían unas que otras que tenían la pollera igual que yo, y pude decifrar que eran las nerds.

Matt antes de bajarse del auto me advirtio que no me acercara a él, que no quería pasar vergüenza, y eso mismo busqué lograr durante toda la mañana, pero no por el idiota, sino por el hecho de que yo tampoco quería cruzarmelo.

Al entrar traté de ubicar secretaría, donde debía retirar mis horarios. Así lo hice y fuí hacia la clase que me tocaba.

La primera hora, la hora que seguramente la mayoría de 'los nuevos' odiaba, y yo me incluia en esa mayoría. No hay cosa peor que tener que pararte al frente del resto de alumnos mientras que eres mirada como un bicho raro, y exactamente eso fué lo que me pasó.  

Luego de varias horas llenas de trabajos y monólogos por parte de los profesores, tocó el timbre indicando que era hora del almuerzo, mi salvación, o mi perdición. No me molestaba la soledad, pero seguro era raro que alguien coma solo en una mesa, hasta los nerds tenían su grupo de amigos o estudio.

Además, no todo sale como uno lo espera.

Y fue el momento en que un chico de unos bellos ojos azules y pelo lacio se me acercó y comenzó a hablarme. Al principio, Louis, así se llamaba, parecía una buena persona. Pero las apariencias nunca dice la verdad sobre las personas. Y así fue como me enteré que era uno de los amigos de mi hermano, y es por eso que BINGO! Teniamos un idiota más.

Primero comenzó por hablarme en la cafetería y luego terminó por humillarme frente a todo el instituto en mi primer día. Genial.

Nota mental: agregar un nombre a la lista de odiados.

Una Chica En El EquipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora