You&I.|Harry Styles. ©

Confident.

Vuelvo a sollozar por todo esto.

Yo no le pertenezco a mi padre o a mi dispersa madre, le pertenezco a un maldito jefe de narcotraficantes.

Gracias padre, te mereces el premio del padre del siglo.

Aunque el desde los 13 años me dice que lo perdone, que el me ama y que por eso pidió dinero, para que no tenga la vida miserable que el tubo.

Lo quiero por que es mi padre, y entiendo sus motivos, pero no sólo fue por cuidarme.

El desde adolescente quiso ser un maldito millonario. Y lo logró.

¿Pero al precio de vender a su propia sangre? ¿A que precio?

Gracias a el mi vida es una total porquería.

Miro la puerta y veo que esta se abre lentamente, un cabellera alborotada de rizos se puede ver. Entra y cierra con cuidado la puerta.

Camina a paso lento hasta que de algún modo se logra meter a la tina con migo.

Tiene los ojos rojos, su nariz roja y sus ojeras aparecen. Tiene la cabeza gacha y parece no querer hablar.

Abrazo a la almohada y el último sollozo sale de mi boca.

Aunque mi bebé este muerto, agradezco que este a salvo, ya que siendo yo su madre no le espera buen futuro, pero teniendo a harry de padre cualquiera es feliz.

Al menos mi bebé esta a salvo y no quiero traerla a este mundo a sufrir. Antes muerta que eso.

Harry mira atentamente un lugar en el vacío, sus rizos caen por su frente y de sus labios rojos sale un suspiro.

Cierro los ojos y intentó dormir.

Mi nudo en la garganta se aprieta más mi dolor de cabeza aumenta.

Pongo mi mano en mi garganta y siento que esta late por si sola, como si mi corazón hubiera abandonado su lugar para ir a dar un Tour por mi garganta.

Cierro los ojos y lágrimas calientes salen de mis aguados ojos. Ni siquiera tuve la oportunidad de ver a mi bebé.

«.»

Un ojo, luego otro, hasta tener ambos despiertos. Me muevo incómoda por el frío y una gran sábana cae encima mio.

Levantó la vista y veo que no sigo en la tina sino en la habitación. Harry me trajo hasta aquí.

Levantó la sábana para ver debajo de ella y no traigo la misma ropa

Un suéter de algodón rojo, un buso de deporte que me queda grande, y los calcetines rojos con diseños morados.

Sorbo mi nariz y esta tapada de tanto moco. Mi garganta mejoró un poco, pero me duelen los ojos.

Sigo en mi posicion de asomar la cabeza por debajo de la sábana hasta que lo veo a el.

Esta de pie y dándome la espalda, parece que se arregla o algo.

Con sólo verlo me dan ganas de llorar, mi odioso nudo vuelve a su lugar para apretar más mi garganta, las lágrimas se asoman y un simple sollozo las libera. Lágrimas caen como río por mi cara, empapando mis mejillas.

Utilizo mi codo como almohada y me recuesto en este, el suéter es tan grande de las mangas que lo utilizó como protector de ojos. Pongo mi otra mano encima de mi cabeza y comienzo a llorar más fuerte.

Este día lo declaró como el día de llorar. Estos días creo que saldrá mucho líquido de mis ojos.

Sigo llorando en el borde de la cama tratando de hacer que esto termine, pero no veo la luz al final del túnel.