14 de diciembre

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Estuviste contándomelo todo. Aquél hombre te utilizaba como objeto sexual vendiéndote a aquellos hombres de los coches a los que te obligaba a subir.

Y lloraste durante horas desconsolada.

Y yo solo supe abrazarte, y decirte sin darme cuenta que te amaba. Me separaste de ti, secaste tus lágrimas y golpeaste con los puños cerrados suavemente mi pecho.

Dijiste que tu también me amabas, pero que no podías darme lo que tenían todas las parejas. Comenzaste de nuevo a llorar y balbucear que no podías hacerme el amor, que no podrías.

Te besé para que callaras y me dejaras hablar.

Dije que no lo necesitaba si te tenía en alma.

Por primera vez vi en tu rostro aquella enorme sonrisa que me enamoró mucho más.

SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora