Relatos de una chica idealista

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Nota: Está algo fuerte, si eres susceptible a la sangre o a escenas violentas será mejor que no lo leas.

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Ese mismo día termine de hacer los deberes cuando sonó mi celular, al mirar la pantalla de inicio del mismo me mostraba una imagen de Alya y su información de contacto así que conteste inmediatamente.

  — ¿Hola?— Contesté esperando escuchar la voz de mi amiga.

  — ¡¡MARINETTE!!— Gritó como si no recordara que estábamos al teléfono.— Ven de inmediato, estoy segura que no querrás perderte esto.—  

  — ¿Eh?, ¿Qué cosa?— Inquirí con impaciencia.

  — ¡¡Tu solo ven y no hagas preguntas!!— Respondió con cierta ansiedad.

  — E-está bien, ¿a dónde?— Cuando pregunté solo me colgó como si nada, se le escuchaba bastante apurada así que mire mi teléfono para tratar de ponerme en contacto con ella nuevamente, pero antes de presionar la pantalla para llamarle me llego un mensaje el cual abrí apenas unos segundos después; Venía una dirección escrita,  al fijarme en el remitente supe que era de Alya por lo que corrí escaleras abajo. Mis padres estaban a punto de cerrar la tienda, ya era algo tarde así que se les hizo extraño que saliera a esa hora.

  — ¿A dónde crees que vas señorita?  — Me preguntó mi padre con un aire curioso

  — Ehm I-iré a ver a Alya— Respondí tratando de idear una excusa en mi cabeza.

  — ¿A estas horas?— tomó algunas bandejas para ir a lavarlas.

  — S-si es que...ehm me olvide que ella tiene algo mío y este...ocupaba ir a recogerlo.—   Quizá era la peor excusa que había inventado en mi vida, pero mi mente se encontraba en un pánico que no me dejaba pensar con claridad.

  — Y ¿por qué no te lo entrega mañana en la escuela? — Mi padre parecía sospechar pero tenía que idear una forma de escaparme, parecía urgente. 

  — Es para un proyecto que debo entregar mañana, necesito acabarlo hoy mismo y Alya se apuntó a conseguirme unos materiales que son muy necesarios.—   No era lo mío mentirles así, pero mi madre que estaba escuchando todo me volteo a ver con una ceja enarcada. 

  — Bueno Tom, si tiene que ir. — Dijo mi madre con su típico tono dulce, a lo que mi padre solo la miro con con cierta inseguridad.— No tardes mucho hija, ya es bastante tarde.— Mi madre sonrió de manera cómplice y me guiño el ojo.

Supongo que mi madre ya debía saber que no iría con Alya precisamente a eso, siempre ha sido intuitiva pero ella confiaba en mí y sabía que no iría a parar a un lugar extraño.
Salí disparada de mi casa, corrí en dirección a mi destino y afortunadamente solo tarde unos minutos. Al llegar inmediatamente pude identificar a mi amiga que movía las manos frenéticamente en el aire tratando de llamar mi atención, aunque ya lo había hecho así que me acerque, estaba tras un buzón de correo, parecía como si se escondiera de algo o alguien. 

  — Marinette, tenemos problemas.— Dijo con tanta seriedad que me tense de la sorpresa. 

  — ¿Qué pasó?— Pregunté con cierta incomodidad al imaginar que había pasado algo muy malo como para que me convocara ahí y a esa hora.

  — Mira. — Apuntó hacia un edificio que quedaba enfrente de nosotras, lo que vi hizo que me mareara y mi corazón comenzara a latir desenfrenadamente, Alya al verme paralizada me tomo de la mano derecha e hizo que me escondiera junto con ella. 

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