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El sol apenas se filtraba por la ventana del dormitorio. En ese mismo momento, un hombre de más o menos veinticinco años, de cabello liso y castaño, abrió con lentitud sus ojos, de un suave turquesa. Soltó un bostezo descomunal, e intento estirarse, porque tenía las extremidades entumecidas, pero entonces reparó en que alguien lo abrazaba con fuerza. Sonrío aún algo adormilado, estrechando más el delgado cuerpo de la persona que dormía junto a él, además de darle un beso extremadamente suave en la frente. Louis Tomlinson sonrío enormemente, mientras la persona que estaba junto a él se removía, despertando de a poco.

Harry Styles abrió con lentitud sus grandes ojos verdes, encontrándose de frente con Louis que lo miraba con adoración. Sintió como sus mejillas ardían ante la proximidad, para luego sentir unos labios suaves sobre los suyos. Le devolvió el beso con ganas, cerrando los ojos, y concentrándose en la calidez de los labios de Louis y también de las mariposas que revoloteaban felices en su estómago. Las manos de Louis fueron a parar en los desordenados y rizados cabellos del menor, quien se estremeció al sentir como los dedos del mayor jugaban con su cabello.

El beso se cortó por falta de aire, aunque quedaron conectados por un hilillo de saliva. Louis cerró los ojos con fuerza, y abrazó más al chico, quien devolvió el abrazo gustoso.

—Me encanta despertar contigo, y darte un beso de buenos días. —Comentó el de ojos turquesa con dulzura. Harry se aferró más a él, intentando ocultar el sonrojo que se había apoderado de sus mejillas.

—Te quiero. —Susurró. Louis sonrío satisfecho, besando con cuidado y cariño el cabello del chico.

—Yo también...

Se quedaron acostados, sin decir nada más por un buen rato. Harry hacia dibujitos en el pecho desnudo de su novio, mientras Louis acariciaba su cabello, su rostro y sus orejas.

—Creo que ya es hora de levantarse... —dijo Louis con una sonrisa enorme. Harry torció el gesto, y se aferró más al cuerpo del castaño.

—No quiero. ¡Quiero quedarme aquí! Es cómodo... ¡Y afuera hace frío! Mejor quédate aquí, conmigo. Juntos. ¿Para qué levantarnos? Aquí se está a la mar de bien... —Louis río y abrazó con fuerza el pequeño y delgado cuerpo de Harry. Quien se había puesto colorado.

—Sí, concuerdo plenamente contigo que aquí se está a la mar de bien. Pero, ya es tarde. Mañana nos quedamos en la cama todo el tiempo que quieras.

—¿Lo prometes? —preguntó el de rizos, mirándolo fijamente a los ojos. El verde mezclándose con el turquesa.

—Lo prometo. —Dijo dándole un beso en la nariz, para luego besarle los labios

Se levantó de un salto, dejando a un Harry algo atontado por el beso. Se metió a la ducha, y el chorro de agua caliente le llegó directamente a la espalda. Cerró los ojos, al momento en que sentía como cada uno de los músculos de su cuerpo se relajaban. Pero entonces, sintió como la cortina de la ducha se abría, y como Harry entraba sin ningún rastro de vergüenza a bañarse junto a él. El de rulos se acercó a él, rodeó su cuello con ambos brazos, y le dio un beso muy apasionado. Louis lo correspondió al instante. El de ojos verdes le dio la espalda, fingiendo que tomaba el jabón, para refregar su trasero con la masculinidad del chico. Louis alzó una ceja, y se mordió el labio de forma provocativa. Lo tomó de las caderas, y le mordió con sensualidad el cuello. Harry jadeó.

—Tú me provocaste... Atente a las consecuencias. —Lo dio vuelta, quedando ambos de frente. Louis lo besó con rudeza, invadiendo la cavidad del menor, quien sólo se dejaba besar. Las manos del mayor se fueron al trasero del chico, el cual comenzó a apretar, sonriendo con ganas.

Recuérdame [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora