Recuérdame [Larry Stylinson]

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Louis lo miraba confundido y con la curiosidad marcada en su rostro. Harry lo miraba atónito, como si pensara que el chico le estuviera haciendo una mala broma.

—¿Nos conocemos? ¡Pareciera que sí! Oye, ¿Sabes lo que me sucedió? Lo único que recuerdo fue una luz así muy blanca, y después ¡BAM! Todo se quedo oscuro y... Oye, ¿Te sientes bien? —Harry estaba tan pálido como un fantasma. Louis lo miraba preocupado.

—Ehh... Y-yo... —Harry se levantó de un salto y salió corriendo de la habitación, dejando desconcertado al de ojos azules.

Comenzó a correr en busca de la doctora, ¡No era posible que Louis no se acordara de él! Mientras corría, se encontró con los chicos, quienes lo miraron expectantes y preocupados.

Miró para todos lados, intentando encontrar a aquella mujer. Siguió recorriendo el hospital, hasta que finalmente encontró a la doctora, sentada cómodamente en la cafetería. Sintió como su sangre hervía. Caminó hacia ella, arrastrando los pies y con los ojos chispeantes.

—Necesito hablar con usted. —La mujer paró de reír —Ya que estaba con unos compañeros de trabajo —y se quedó mirando a Harry, para luego levantarse y salir con él. —Louis despertó.

—¡Oh! Me alegro muchísimo. Mejor voy a examinarlo para que sepamos finalmente lo que le sucedió...

—¡Louis no me recuerda! —Gritó el chico, con los ojos anegados de lágrimas. —¡Me quedó mirando como si no me conociera! ¡De hecho no lo hace, porque me preguntó quién era yo! —La mujer se quedó estática. Sin saber que diablos decir.

—Bueno... Y-yo le dije que habrían secuelas... —Error. El ojo izquierdo de Harry comenzó a abrirse y cerrarse con una velocidad alarmante.

—¡¡¡Me importa un carajo!!! ¡Lo único que quiero es que valla a ver a mi novio, y que me asegure si volverá o no a recordarme! —Finalmente las lágrimas que llevaba tiempo reteniendo, se desbordaron y corrieron libremente por sus mejillas.

La mujer lo miró con tristeza, para luego poner su mano tímidamente sobre el hombro de Harry.

—Ven, vamos... —Ambos comenzaron a caminar a la habitación de Louis, pasando nuevamente en frente de los amigos de ambos, quienes miraban a Harry preocupadísimos por sus ojos rojos y sus mejillas húmedas por las lágrimas.

—¡Harry! —Lo llamó Lily, Harry la miró con tristeza, e hizo un gesto con la cabeza, que la pelirroja comprendió como: Más tarde hablamos.

Finalmente entraron a la habitación. Louis miraba a todas partes, curioso. Cuando vio que Harry volvía una sonrisa del tamaño de Júpiter se formó en su rostro.

—¡Volviste! ¿Qué te sucedió? —Preguntó el de ojos azules, con una sonrisita animada, mientras miraba al chico, quien hizo una mueca de aprensión.

—Hola, Louis. Me alegra mucho que hayas despertado, pero por ahora necesito revisarte para saber si todo está en orden. ¿De acuerdo? —Dijo la mujer con amabilidad. Louis la quedó mirando algo embobado.

—¡Claro que sí! —Dijo dándole una sonrisa coqueta. Una de esas sonrisas, que hacía una semana, sólo se las daba a Harry.

La doctora se sonrojó violentamente cuando vio la enorme sonrisa que el chico le dedicó. Pero un sonoro carraspeó la hizo volver a la realidad. Si las miradas mataran, ella ya estaría muerta y enterrada bajo tres metros de tierra. Harry tenía una expresión que francamente daba miedo. Sus ojos se habían entrecerrado, convirtiéndose en dos rendijas verde esmeralda, y sus labios se habían encorvado en una mueca extraña. Sus cejas casi se tocaban por lo fruncidas que estaban.