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Indicios de vegetación. - Idea fantástica de un

autor

francés. - País magnífico. - El reino de

Adamaua. - Las

exploraciones de Speke y Burton enlazadas

con las de

Barth. - Los montes Alantika. - El río Benué. -

La

ciudad de Yola. - El Bagelé. - El monte Mendif

Desde el momento de la partida, los viajeros

avanzaron con gran rapidez, como si les

faltase tiempo para abandonar aquel desierto

que tan funesto había estado a punto de

serles.

Hacia las nueve y cuarto de la mañana se

entrevieron algunos indicios de vegetación:

hierbas flotando en aquel mar de arena y que

les anunciaban, como a Cristóbal Colón, la

proximidad de la tierra. Verdes vástagos

brotaban tímidamente entre pedruscos que, a

su vez, se convertirían en rocas de aquel

océano.

Ondeaban en el horizonte colinas aún poco

elevadas, cuyo perfil, difuminado por la

bruma, se dibujaba vagamente. La monotonía

desaparecía.

El doctor saludaba con entusiasmo aquella

nueva comarca, y, cual vigía en un buque,

estaba a punto de gritar:

-¡Tierra, tierra!

Una hora después, el continente se ofrecía a

sus ojos con un aspecto aún salvaje, pero

menos llano, menos desnudo y con algunos

árboles que se perfilaban en el cielo

ceniciento.

-¿Nos hallamos, pues, en tierra civilizada? -

preguntó el cazador.

-Según lo que entienda por civilizado, señor

Dick; de momento no veo habitantes.

-Al paso que llevamos -respondió Fergusson-,

no tardaremos en verlos.

-¿Nos encontramos aún en tierra de negros,

señor Samuel?

-Sí, Joe, mientras no lleguemos al país de los

árabes.

-¿Árabes, señor? ¿Verdaderos árabes con sus

camellos?

-No, sin camellos. Los camellos son raros, por

no decir desconocidos, en estas comarcas.

Para encontrarlos es preciso subir unos

grados al norte.

-¡Qué fastidio!

-¿Por qué, Joe?

Cinco semanas en globo Julio VerneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora