Abismo.

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"Has estado bastante tranquilo. ¿Estás aburrido?" Preguntó Wiss al encontrarlo observando por la ventana.
"No." El pez respondió de inmediato y giró para verlo de frente.
"¿Sucede algo?"
"Wiss, ambos sabemos que, pase lo que pase en el futuro, yo no intervendré para nada... ¿Verdad?"
"Claro. Es el destinos de aquellos que ven el futuro: no pueden tocarlo." Contesto extrañado pero curioso de lo que vendría.
"Entonces no podrás culparme de no advertírtelo todo." Dijo más para sí mismo mientras volvía a mirar por la ventana.
"¿Insinúas que se avecinan problemas?"
"Recuerda que tu no puedes prever todo. Las cosas no siempre saldrán como esperas." Agregó en voz baja para después salir flotando, dejando al peliblanco un tanto confundido.

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-Señor, es hora de levantarse.-
Bills escuchó la suave voz al mismo tiempo en que sentía como entraba la luz a la habitación. Se acomodó debajo de las cobijas intentando dormir de nuevo.

-Oh, no. No puede quedarse dormido, necesita comer y regresar al entrenamiento. ¿Cuánto tiempo cree que ha pasado en la cama?- Regañó Wiss mientras arrebataba las cobijas, descubriendo la delgada figura.
En un intento de cubrirse de la luz, extendió las manos buscando a tientas la ropa de cama, para después jalar lo primero que sintió.

-¡Hey! ¿Qué está haciendo?- Se escuchó a Wiss, quien trataba de recuperar el control de su faldón.
-¡Dejame dormir! Solo un rato más...- Replicó el adormilado gato entre balbuceos mientras se cubría.
-¡Suficiente!-
Bills presintió un movimiento y trató de esquivarlo, pero fue muy tarde; el golpe dio de lleno en su cabeza.
-¡Mire que ponerse de berrinchudo a su edad! No ha aprendido nada desde que llegó. Ahora todo lo que hace es comer y dormir con la excusa de que no tiene energía.- Wiss volvía a regañarle.
-¿Era necesario que me golpearas tan fuerte?- Preguntó enojado el levantarse, sobándose la cabeza.
-Considérelo un castigo por sus pésimos modales. Ahora baje a desayunar, después tomara un baño.-
-No quiero bañarme.-
-No está a discusión. Lleva durmiendo dos meses y empieza a oler mal.- Sentenció al salir de la habitación.

En el comedor, Bills devoraba todo cuanto había en su plato.
-¿Cuánto tiempo ha pasado desde que vivimos aquí?- Preguntó, aun con una pieza de pan en su boca.
-No hable con la boca llena.- Refunfuñó Wiss. -Han sido solo tres años.-
-¿Y por qué no hemos cambiado aún de planeta?- Esta vez se aseguró de tragar antes, estaba fastidiado de que se le regañara.
-Tal vez porque usted no ha hecho más que dormir.-
Al ver la cara de disgusto de Bills, agregó:
-He hecho algunas búsquedas y tengo una lista de opciones que podrían gustarle, según consideré. Podemos revisarlas después de que tome su baño, el cual ya esta listo.- Dijo mientras se levantaba y caminaba a la puerta, indicando con un gesto que lo siguiera.
-Pero... aun no termino de comer...-
-Hace rato que solo está jugando, con la esperanza de que lo olvide, supongo.- Frunció el ceño, recalcando el gesto anterior.
-¡Bien! Como quieras...- Finalmente cedió, caminando molesto a donde le indicaban.

La sala de baño no era nada impresionante, pero si lo bastante amplia, al igual que la bañera.
Desde que recordaba detestaba darse baños así, pero debía reconocer que ese lugar tenía algo que lo tranquilizaba, aunque no lo dijera en voz alta.

-¿De verdad tengo que hacerlo? ¿No puedo tomar una ducha y ya?-
-Si lo hiciera de forma regular, sería suficiente, pero en vista de que no...- Wiss preparaba las ropas limpias y unas toallas.
-Deja de tratarme como un niño.- Dijo con tono molesto.
-Si no quiere que lo trate como un infante, no actué como uno. Ahora, entre de una vez.- Ordenó para después despojárlo de su camisón de dormir y empujarlo a la bañera.
-¡Eso... no era necesario!- Gritó cuando pudo sacar la cabeza, mientras tocia el agua que había tragado.
Bills sacudió la cabeza para quitarse el exceso de agua de las orejas.
-¿Y tu qué? ¿Nunca te bañas?- Preguntó al acercarse a la orilla, donde Wiss le colocaba el jabón y la esponja.
-No lo requiero, pero lo hago de vez en cuando. Es una sensación maravillosa.- Respondió de manera alegre.
-Mmm... Hey, Wiss.-
-¿Si, señor?-
-Talla mi espalda.- Dio la orden al momento en que se sentaba en la orilla, dándole la espalda a su asistente.

Wiss se sorprendió ante tal cambio de actitud.
-Usualmente me pide que salga de la habitación.-
-Quieres que este bien limpio, ¿no? Pues será mejor si te asegura de ello tu mismo.-
Al ver que Wiss lo miraba con cara seria, continuó hablando.
-Yo no alcanzo bien mi espalda, y tu eres mi asistente. Aparte, empiezo a enfriarme.-
-No creí posible que su actitud pudiera volverse más arrogante que cuando lo conocí.-
-Oh. ¿Y te desagrada? ¿Qué vas a hacer?- Se mofó, volteando a verlo con mirada desafiante.
-Si quiere que lo ayude a lavarse, eso haré.-

Wiss se arrodilló para quedar a su nivel y tomó la esponja con jabón.
Empezó a tallar suavemente con un acción repetitiva de arriba a abajo, cubriendo toda la espalda; al llegar al cuello, cambio por unos movimientos circulares y más suaves. Después bajó a los brazos, tallando cuidadosamente.

-Por favor gírese, es hora de lavar el frente.-
-¿Frente? Yo te pedí que tallaras mi espalda, no es necesario que continúes con el resto.- Replicó un tanto alarmado.
-Y también dijo que si yo quería que estuviera limpio, debía asegurarme de ello. Por favor gírese.- Dijo mientras tomaba el brazo de Bills y lo obligaba a voltear.
-¡Dije que no es necesario! ¡Yo puedo lavar el resto!-
Protestaba tratando de recuperar el control de la situación, de forma inútil.
-Deje de darme problemas y quédese quieto.- Dijo con un tono más serio, tumbándolo sobre el azulejo.

Bills empezó a sentir que su cuerpo se debilitaba, tal vez debido a la energía que empezaba a emanar Wiss, y no pudo oponer mayor resistencia.
El asistente había empezado a mover la esponja en círculos, abarcando todo el pecho e ignorando los quejidos constantes de aquel al que servía.
Movía el delgado cuerpo ya sin avisar, lavando todo el torso de manera suave pero meticulosa.
Todo el cuerpo de Bills se sobresaltó cuando sintió que Wiss empezaba a lavar sus piernas.

-¡Basta! ¡Detente!- Gritaba mientras sujetaba con todas sus fuerzas la mano del otro, en un intento de detenerlo. -Por favor... Yo lo haré...- Rogó, martirizado por la situación.
Tras unos segundos, las manos que lo invadían, lo soltaron y de nuevo sintió que podía moverse con libertad.

Levanto la mirada, para encontrarse con una expresión que ya le era familiar: una sonrisa que disfrazaba el sadismo más puro que había.
-¿Ve que no es tan difícil? Un poco de humildad no le viene mal a nadie.- Wiss se levantó, revisando sus rompas empapadas.- Por favor termine de lavarse y póngase el conjunto que le dejé preparado. Lo esperaré en la sala de estar.- Terminó mientras salía de la habitación.

Un minuto después, Bills seguía recostado en el suelo. Su cuerpo ahora temblaba recordando ese tacto suave y al mismo tiempo frío.
Se levantó a duras penas y terminó de lavarse, para después dirigirse a la canasta que contenía las toallas y ropa.

-¿Un traje nuevo?- Inspeccionó el conjunto que le había dejado; unos pantalones holgados de un color azul brillante y una extraña prenda que, según creyó, se colocaría alrededor del cuello para solo cubrir sus hombros.

Fin capítulo 5.



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