Capitulo 1: Un mal día.

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¡Vamos Rousse tienes que levantarte!

Se regaño la muchacha al caer en cuenta que nuevamente era lunes y tenia que volver a la rutina de ir al instituto. Miro su teléfono celular donde la alarma seguía sonando marcando las 7:35 a.m, la apago y se acomodo más en la cama, ¿a quien le hacia daño dormir cinco minutos más?

Un relámpago como un flash y un trueno la despertó de su sueño profundo, había estado lloviendo toda la noche molestando su descanso, pero a la vez relajándola, algo muy contradictorio.

Perezosa, miro la hora en su celular que marcaba las 8:23 a.m, lo dejo de nuevo en la pequeña mesa de luz y suspiro... Un momento...¡Joder es tardísimo! Salió de la cama enredándose con las mantas y cayendo de bruces al suelo golpeando la cabeza contra una esquina de la mesilla de noche. Que manera de empezar la mañana, pensó y bufo. Acomodo su cabello en un rodete despeinado, no había tiempo para arreglos, tomo unos jeans negros, una camiseta blanca de mangas largas -pues era enero y no quería pillar un resfriado-, se coloco unas botas y salio del cuarto.

-Em, esto, ¡el bolso!- dijo pegándose una palmada en la frente entrando de nuevo a su habitación donde lo diviso en una esquina.

Bajó las escaleras corriendo, echándose un vistazo en el espejo que estaba en el pasillo, hizo una mueca de desagrado: su rizos estaban inflados por la humedad y se salían de su "peinado", su rostro estaba pálido y tenia unas grandes ojeras por la falta de sueño que sus ojos verdes las hacían resaltar más -Podría ser peor...-susurro para si misma y bajo los últimos escalones llegando a la planta baja de la casa.

-Buenos días, ¿no? -miró hacía la cocina y estaba su madre tomando una taza de café humeante apoyada en la mesada, sin peinar y con el pijama puesto.

-¿Por que no me despertaste?- le pregunto enojada.- Vale, me voy. - Camino hasta la puerta tomando su anorak verde musgo y las llaves de su casa.
-Pero espera un segundo, Rousse esta...- la muchacha abrió la puerta y la cerro tras si.

Antes de darse cuenta ya había caminado diez pasos hacia la parada de buses, empapándose de pies a cabeza, al parecer nunca había dejado de llover. Miro su ropa y luego al cielo.

-¿Podría ser peor?- frunció el ceño.

Corrió hasta la parada de autobuses donde estaba desierta, saco su celular y miro la hora 8:46 a.m, no podía ser que hacia un mes habían empezado las clases y ya tenia diez faltas y cinco retrasos.
A una calle diviso el autobús que venía a paso de tortuga, ¿es que el día estaba en su contra? Este se orillo hacia la acera y cuando iba a abrir las puertas arranco empapándola aún más a Rousse de las rodillas para abajo, esta pego un salto hacia atrás abriendo la boca en una gran "O" pero ya era demasiado tarde.
-¡Al caso que ya estaba mojada! ¿¡No!?- le grito al chófer del autobús que no la escucho porque ya estaba a una cuadra y media. -Pies, no me fallen.- suspiro y se puso a caminar abajo de la lluvia las quince cuadras hacía el instituto, ¿que otra le quedaba?

Faltando medía cuadra para llegar su teléfono sonó, miro la pantalla donde apareció una foto de Leila con un sombrerito en forma de pico sacando la lengua y su largo cabello color café oscuro en una trenza. Atendió.
-Me he quede dormida, lo sé, llego tarde, lo sé, adiós.- corto la llamada antes de que su amiga pudiera decir una palabra.

Llego a la puerta y entro corriendo, pero la acción no había terminado ahí, sabía que tenia que subir dos pisos para llegar al aula de Francés; sus pies ya le estaban pidiendo un descanso, pero iban a tener que esperar.
El reto era pasar corriendo sin hacer el mínimo de ruido-como en las últimas semanas- , ya que la oficina del director estaba al lado de las escaleras. Y como la suerte era su mejor amiga el susodicho abrió la puerta con unas seis carpetas llenas de papeles al mismo tiempo que Rousse pasaba haciendo que los papeles volaran por doquier y ellos dos chocaran.

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