No sé a dónde me llevan. Se que estoy en el castillo del agua... tantos recuerdos pasan por mi mente, recuerdos lindos y también horribles.
-¡vaya! Vaya, vaya...- dice una voz conocida, sacándome de mis pensamientos. -mi hermana, aquí, conmigo.- parece que está felíz, pues habla con una sonrisa en los labios.
-¡Christopher, por Dios, deja a mi família tranquila, deja las naciones en paz!- digo casi gritando. Aún no entiendo nada de lo que pasa. Hay otro hombre al lado de él que no reconozco, a de ser uno de sus guardias de confianza.
Se ríe. -hermana, ¿cómo te atreves?- vuelve a reír. -¡esto era lo que quería nuestro padre!- en sus ojos hay locura, frialdad; a pesar de que sus ojos son azules, un azul profundo lo que se logra ver son unos ojos oscuros y fríos. -él quería todas las naciones para sí mismo y, lo estaba logrando.- hizo una pausa, cayó una gota de sus ojos rozando lentamente su mejilla. -hasta que lo mataron.- dice aún mirándome.
-a él no lo mataron, su frialdad lo mató. Él nos hizo naufragar a Stephen y a mí; éramos sólo niños.- Me brotan lágrimas de los ojos cayendo como pequeños trozos de hielo. -por culpa de él Stephen murió.-
-¡éso no es cierto!- Dice aquél hombre. - tu me dejaste, me abandonaste.- por su expresión se nota que está molesto, tiene rabia en sí. -en una de ésas noches frías y oscuras el mar estaba quieto y de repente tres olas se veían, te llamé, grité... hice lo posible. Estabas atada al asiento del bote. Las olas nos pasaron por encima; en la última yo no pude aguantar más y me llevó. Grité con todas las fuerzas que pude y no me escuchaste.- le salen millones de lágrimas por los ojos, igual que a mí.
-yo... yo no escuché, lo juro. Estaba tan cansada, tan hambrienta... hermano, perdóname.- hablo cortado, porque el llanto no me deja.
-¡Cállate! No quiero escucharte... me abandonaste y esa es la verdad, no te importó, no hiciste el esfuerzo de buscarme.-
-si lo hice, te busqué por todos lados- mi voz suena apagada y sumisa, ya no puedo hablar más; mientras que él tiene fuerza, habla con autoridad y firmeza.-mentira, ¿no te enseñaron que mentir es malo?- se acerca a mí cara y me da un golpe. El soldado que me tenía agarrada no aguantó tal fuerza haciendo que caiga al piso.
- casi muero por tu culpa, me dejaste morir y no te importó.- se acerca y me da una patada en las costillas, haciendo que sangre por la boca.
-por tu culpa casi muero ahogado, si no fuese por mi hermano que me encontró, yo sería otro muerto en el mar.- puso su pie en la sien de mi rostro y pisó con fuerza. Sólo escuché un crujir y todo borroso.
Veo que hacen entrar a mí hija... escucho gritos y que Christopher tiene la mano en el cuello de Natassha, intento pararme pero no puedo. Veo que Stephen se acerca a mí y cierro los ojos.
#*#
-sólo puedo pensar, en eso. En cómo sería tener las naciones, todas juntas, solo para mí- no parece la voz de Christopher. Todo se ve borroso, huele mal... parece una pelicula de suspenso, estamos atados, veo a mí hija y a mí esposo. La voz sigue hablando, pero es una mujer... aún no reconozco la voz. ¿qué está haciendo?
-¡NO!- se escucha un grito...
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princesa del fuego
FantasyNatassha, una joven de 16 años con un poder increíble, que aún no conocia. Era una bella joven de cabello largo y ondulado, su estatura es de 1:66, su color de ojos era rojo intenso como su cabello. lo que ella no sabía es que esos colores significa...