MÍO POV'S
Las cosas no se pueden callar para siempre, yo iba a aprenderlo por las malas.
Un día, cerca de las cuatro de la mañana, recibí la llamada de Reika que avisaba no podría presentarse en casa por una semana. Eso me volvió loca.
—¿Y qué voy a hacer? —pregunté un tanto desesperada—, Tengo que estar en la locación dentro de media hora para el ensayo y la grabación... (En serio lo lamento Mío, pero no puedo hacer nada, no me gustaría hacerte esto pero sabes cuánto soñé y cuánto necesito esto)... Si, lo sé nena, pero me metes en tremendo aprieto. Nanami no está en casa desde ayer, y no conozco a nadie más... (Lo lamento, de verdad.)... Ahg... cómo sea. No te preocupes, felicidades y suerte, te quiero —dije, colgué y aventé el teléfono a la cama para poderme tirar los pelos con ambas manos.
Después de pensarlo intensamente, pues no tenía tiempo de pensarlo mucho, decidí hacer algo que no me gustaba para nada. Y, aunque era lo que menos quería, tal vez era mi opción menos inconveniente, pues no podía causar ningún tipo de disturbio que le diera problemas a Saotome.
Subí a los cuartos de los chicos. Jamás había ido allí, así que encontrar lo que necesitaba fue un verdadero reto, sobre todo porque quería que nadie más que la persona que yo buscaba se enterara.
Abrí una puerta con tanto silencio como pude y revisé adentro. Esa tsundere habitación no parecía ser lo que buscaba.
—¿Cómo es que se puede ser tan diferente? —susurré dejando atrás la de Jinguji y Hijirikawa.
Abrí otra puerta y encontré mi objetivo. Me di cuenta al mirar en una de las camas una cabeza completamente roja.
Me adentré a la habitación en puntillas para llegar hasta la cama al otro extremo de la habitación.
—Tokiya... hey Tokiya despierta —susurré al chico en la cama.
Él se removió un poco entre las sábanas y me miró con apenas un ojo abierto.
—¿Mío? —preguntó confuso, yo asentí.
—¿Trabajas hoy? —pregunté y él negó con la cabeza; entonces respiré profundo para tomar valor y pedir—: Necesito un favor.
Tokiya se incorporó en su cama.
—¿De qué se trata? —preguntó luego de tallar sus ojos con sus muñecas.
Volví a respirar profundo. El valor que esperaba estaba tardando en llegar.
—Es Haya —dije—, se me hace tarde para el trabajo, Reika no vendrá esta semana y no me da tiempo de buscar una nana...
Me detuve al recordar a mi nana. «¿Cómo no se me ocurrió antes?» A ella seguro no le molestaría venir.
»Siento interrumpir tu sueño, ya no necesito nada —me disculpé incorporándome para salir de ahí.
Tokiya salió detrás de mí y me detuvo.
—Oye Mío, vienes a despertarme a las cuatro de la mañana para decir que no es nada después de mencionar algunas incomprensibles cosas, dime que es —pidió.
Lo cierto es que no quería decirle nada, mucho menos cuando ya lo había solucionado, pero, después de despertarlo de madrugada un día que no trabajaba, se lo debía.
—Tengo que ir a la locación y seguro será todo el día —expliqué—, Reika no puede venir, no me da tiempo de encontrar una nana, así que pensé que podías cuidar a Haya al menos por hoy; pero recordé a mi nana, a ella no le molestará cuidarla. Lamento haberte despertado.
Me dispuse a irme pero me tomó del brazo, deteniéndome de nuevo.
—Soy tu última opción a pesar de...
No lo dejé terminar, a mí me gustaba pensar que no tenía nada claro aún.
—Solo no quiero causarte molestias —dije.
—¿Cómo podría molestarme cuidar a mi hija? —preguntó suspirando.
Mis ojos se llenaron de sorpresa, y de lágrimas, mientras mi corazón era oprimido por una extraña sensación.
—Hayato...
Lo único que pude decir.
—Tenemos que hablar —dijo y asentí.
Claro que teníamos que hablar, yo tenía un puño de cosas que explicar, pero no tenía tiempo.
Lo jalé a mi habitación explicando montón de cosas, desde las mamilas, hasta los pañales.
Ya en la habitación le mostré como levantar y acostar a la bebé y me despedí haciendo algunos señalamientos más.
—En media hora, poco menos, despertará y pedirá mamila, entonces se quedará despierta como dos horas. Habitualmente no es latosa, espero que se porte bien. Cualquier cosa estoy en mi celular y a las siete, cuando vuelva a tomar mamila, dormirá de nuevo por mucho rato. No te olvides del pañal y de sacarle los gases después de que coma y... creo que eso es todo.
»Te portas bien con papi —dije besando la cabeza de la pequeña nena que amaba más que a mi vida y que, por primera vez en su corta vida, estaba en los brazos su padre—... te amo.
Continúa...