Capítulo 3:

123 10 1
                                    

 Christie, Laurie y Dorothy miraron a Briley sorprendidas, la habían estado buscando en su habitación, pero no lograron encontrarla, más bien Briley las encontró a ellas. Laurie y Dorothy retrocedieron cuando Briley estaba cara a cara con Christie, no querían lidiar con una Briley enojada, y después de todo la que había dado la fiesta fue Christie, no ellas.


  — Déjame explicarte, sé que estás enojada y te entiendo perfectamente...

  — Nosotras vamos a estar abajo... —Dijo Laurie y bajó con Dorothy, pensaban que Christie y Briley iban a pelearse.

  — ¿Explicarme que diste una fiesta sin consultarme? ¡Es una idea descabellada, Christie! Mi casa se está llenando de gente, esto se va a salir de control, ¿por qué hiciste esto?

  — Lo sé, lo sé, tú querías ir a divertirte, y tu plan no salió como lo deseabas, me sentí terrible porque te veías muy triste y decepcionada y pensé que sería genial dar una fiesta sorpresa para ti, mereces celebrar tu cumpleaños y divertirte, las chicas y yo sabemos lo mucho que deseas divertirte en tu cumpleaños, disfruta esta fiesta como si no hubiese mañana, es mejor que te arrepientas de una fiesta loca a que te arrepientas de no haber celebrado tus 21.

  — Pues... Estás en lo correcto, me sentí muy triste cuando mi plan falló, y tienes razón, quiero divertirme como si no hubiese mañana, pero me da miedo que todo se salga de control, terminemos arrestadas o algo así...

  — Entonces hazlo, no pienses en nada más, todas esas personas vinieron por ti, las chicas y yo estamos aquí por ti, y Bernard también. Y no vamos a terminar arrestadas ni nada parecido, confía en mí, y si la fiesta se sale de control, echamos a todos los causantes del problema, ¿ok?

  — Pero, ¿y si la policía viene y...? A la mierda, tienes toda la razón, ¡vamos a divertirnos y a tener la mejor noche! Agarra las bebidas y bájalas.

  — Así me gusta, ya las chicas agarraron las bebidas, ahora vamos a divertirnos, estás sexy, así que no te irás a dormir sin tener sexo esta noche, ¡vamos!

 Briley rió cuando Christie dijo lo último y negó con la cabeza, caminó hacia las escaleras y se iba a caer, pero se agarró de la pared antes de poder hacerlo y Christie se rió de ella, acercándose y ayudándola a acomodarse.


  — Oye, no has tomado nada y ya estás cayéndote, ten cuidado al bajar o serás el chiste de la fiesta. —Dijo Christie y juguetonamente le dio una nalgada a Briley.

  — ¡Auch! ¡Eso dolió! —Dijo Briley y sobó su trasero dramáticamente antes de empezar a bajar las escaleras.

  — Qué dramática... —Christie se rió y Briley puso los ojos en blanco, riéndose también.


  Al llegar a la sala miraron alrededor en busca de las demás, pero no las veían, así que caminaron entre la multitud de personas hacia el reproductor de música y Christie lo encendió, el iPod de Briley estaba allí, así que comenzó a sonar su lista de reproducción, la mayoría de las personas comenzaron a bailar, entre ellas Christie y Briley, Bernard se acercó a ellas y le dio un regalo a Briley, ésta le agradeció y le dio un abrazo antes de abrir la caja con cuidado, era un tomate de peluche.


  — Aww, ¡qué lindo! ¿Puedes guardarlo en un lugar seguro?

  — Me alegra que te guste, alguien me dijo que te encantan los tomates, ¿me acompañas? No conozco tu casa.

Un sábado en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora