Capítulo 7:

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  Briley sentía un leve mareo, pero eso no significaba que iba a dejar de pasar tiempo con Bernard, sentía que esta era la oportunidad de soltar lo que sentía, y era la ocasión perfecta, pues, el patio estaba vacío ya que los presentes se encontraban adentro disfrutando de la música, el alcohol, la comida y la fiesta en general. Ambos se sentaron en el césped, mirando el cielo estrellado y sintiendo la brisa fresca, los dos estaban en silencio, pero no era incómodo, Briley pensaba en qué sucedería después de que confesar sus sentimientos, ¿cómo lo tomaría Bernard? ¿Iba a rechazarla? No lo sabía y para saberlo necesitaba decirlo, así que rompió el silencio.

Bernard...

— ¿Está todo bien? —Él le preguntó, mirándola a los ojos.

—Sí. —Briley asintió. —Es sólo que... Hay algo que quiero decirte.

—Ahora tengo miedo, dime que no es algo malo.

—No lo es, no te asustes, yo soy quien debería asustarse, pero el alcohol me relajó y debo soltarlo antes de que sea tarde.

—Bueno, soy todo oídos, así que puedes desahogarte.

—Ok... —Briley tomó una respiración profunda. —Tú y yo nos conocemos desde séptimo grado y siempre he pensado que eres un chico genial, inteligente y un excelente amigo que siempre está en las buenas y en las malas. Pero ese no es el punto, hay algo que no te he dicho y que debí haberte dicho hace mucho tiempo... ¿Recuerdas todas esas veces que fui a tu casa para que me ayudaras con física?— Bernard asintió. —Fingí no saber nada para poder estar cerca de ti porque me gustabas, y aún me gustas...

— ¿Qué? Briley, es lindo todo lo que dices, pero estás ebria, el alcohol te hace decir esas cosas, no creo que...

  Briley interrumpió a Bernard con un beso, él sintió como sus mejillas tomaban color, cuando Briley rompió el beso, él acaricio su cabello y la miró a los ojos.

Briley, tú eres una chica hermosa e inteligente, no tienes que fingir que no sabes algo para poder pasar tiempo conmigo, porque me gustas así como eres y me siento como un estúpido por no habértelo dicho antes. Pero ahora mismo estás ebria y tal vez mañana ya no recuerdes nada de esto.

—Bernard, no te estoy diciendo esto porque estoy ebria, lo estoy diciendo porque así lo siento, y el alcohol me llenó de coraje para decírtelo de frente. No sé qué sucederá después de esto, pero todo lo que te he dicho es muy en serio, me gustas demasiado y si tú no quieres intentarlo, entenderé, no todos los finales tienen que ser fe...

Esta vez fue Bernard quien la interrumpió, plantando un suave beso en sus labios, Briley no se quedó atrás y se acercó más, haciendo el beso más intenso. Gracias a los pocos tragos que Bernard había tomado, pudo lograr besar a Briley sin miedo, tal vez esta era su única oportunidad con ella y no quería perderla. Pero la chica quiso llevar las cosas al siguiente nivel y se puso a horcajadas sobre Bernard, intensificando el beso. El chico parpadeó, sorprendido por el movimiento inesperado de la chica, se sentía nervioso y a la vez feliz de que esto estuviese sucediendo, pero esta era la primera vez que haría algo así, esperaba no dejar a Briley insatisfecha, ella obviamente quería sexo y él iba a dárselo, sólo esperaba que al día siguiente no se arrepintieran de haber hecho semejante locura. Bernard se dejó guiar por Briley, quien ahora se encontraba besando su cuello, luego regresó a besar sus labios y se detuvo al sentir algo abultado debajo de su trasero, sonrió, sabía perfectamente que Bernard tenía una erección ahora mismo y eso le gustaba. Así que para excitarlo más, volvió a besar su cuello, dando ligeras mordidas de vez en cuando, provocando que él soltara un leve gemido, ella se separó y se levantó tambaleándose, se quitó los zapatos altos y después lentamente comenzó a quitarse el vestido, revelando su ropa interior negra, tiró el vestido en el aire sin molestarse en ver dónde cayó.

Un sábado en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora